Tributo a los presidentes preautonómicos de Canarias

La Transición fue una época convulsa en la historia de España, de la que Canarias no fue, ni mucho menos, ajena. Cuatro personas sirvieron como bisagra en las Islas para el paso de la dictadura a la autonomía. Alfonso Soriano, Fernando Bergasa, Vicente Álvarez y Francisco Ucelay han sido premiados por el Parlamento por su labor como los primeros presidentes preautonómicos de Canarias, en una época en la que tuvieron que lidiar con fantasmas del pasado, ruidos de sables y la incertidumbre, para avanzar en el camino de la descentralización democrática.

La Junta de Canarias fue el órgano que puso las bases de la actual autonomía canaria. A la labor de todos los que la formaron, también se quiso rendir homenaje, en la figura de estos cuatro hombres que llevaron las riendas de las Islas durante el período de 1.978 a 1.982, otorgándoles la Medalla de Oro del Parlamento.

Sólo Alfonso Soriano, aún activo en política como concejal del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, y Fernando Bergasa, viven para contar aquella experiencia. Soriano se mostró “profundamente honrado” y agradecido por la distinción, que dedicó a todos los hombres y mujeres que “quisieron recuperar la democracia sin esperar nada a cambio”.

Soriano, destacó que aquella fue “una etapa capital para la reconciliación de todos los españoles” donde destacó que “los mejores cerebros” pusieron sus ganas y esfuerzo para cumplir su misión de asentar la democracia, y negó que la Junta trabajase bajo la presión de los fusiles y los ruidos de sable. De hecho, Bergasa recordó que cuando se produjo el intento de golpe de Estado de Tejero en 1981, la Junta de Canarias se constituyó en sesión permanente y certificó su compromiso con el nuevo sistema de libertad.

Para Bergasa, en la Junta de Canarias “se hicieron muy bien los deberes” allanando el camino a la autonomía de Canarias que se materializó con la constitución del Estatuto de Autonomía el 10 de agosto de 1982. Se sentaron así las bases de una administración propia con las primeras transferencias del Estado, manteniendo el Régimen Económico y Fiscal (REF), dicen, “la mejor herencia del franquismo”, y apuntalando el hecho insular como elemento diferenciador del Archipiélago en las relaciones con el Estado y la, por entonces, Comunidad Económico Europea (CEE).

El resultado, según Bergasa, es precisamente el Parlamento, principal institución de Canarias y donde reside la representación del pueblo canario, “una institución con la que nosotros soñábamos” y que le ha rendido homenaje como artífice de la materialización de ese sueño. Bergasa concluyó su discurso convencido de que el espíritu patriótico de la Transición se mantiene en los nuevos representantes institucionales.

Por su parte, los hijos de los presidentes preautonómicos fallecidos, Vicente Álvares y Joaquín Ucelay tuvieron unas palabras para recordar las figuras de sus padres. Ucelay destacó la capacidad de diálogo de su padre, al que calificó como un “político de vocación”, que se adentró en este mundo “por el ideal de conseguir la democracia”, en una época en la que el espacio político estaba muy fragmentado.

Por su parte, Álvarez recordó alguna anécdota que ponía de manifiesto el desconcierto que por aquel entonces produjo la constitución de la Junta de Canarias, como la vez que a su padre le fue negado por la Guardia Civil el acceso al lugar donde se había producido un incendio, porque desconocían “que era eso de la Junta y quienes eran sus miembros”, hasta que el Gobernador Civil de la época “medió para poner orden”.

También rememoró las “intensas conversaciones” que mantuvo su padre, al que le pilló el intento golpista de Tejero el 23 de febrero de 1.981, con el Capitán General del Ejército en Canarias, González del Hierro, conversaciones de las que dijo, nunca trascendió su contenido.

Antonio Castro

Por su parte, el presidente del Parlamento, que “era joven en aquel entonces”, como el mismo dijo, y que fue definido por Bergasa como un “joven serio, circunspecto” y que de hecho formó parte de la Junta de Canarias como responsable de Agricultura, destacó las cualidades de cada uno de los presidentes preautonómicos.

Así, resaltó “la disposición, vehemencia y sacrifico” de Alfonso Soriano, “el rigor organizativo y la constancia” de Fernando Bergasa, “la voluntad dialogante y conciliadora” de Vicente Álvarez, y la “agudeza y el carácter emprendedor” de Francisco Ucelay.

Protagonistas durante cuatro años, ocho meses y quince días, donde “se sucedieron avances y parones, desencantos y alegrías y, finalmente contra inmovilistas y agoreros, la Junta de canarias cumplió su cometido de preparar el tiempo nuevo”, apuntó Castro.

“En ese tránsito se desarrolló una Constitución moderna, que con más sólidos apoyos que sus antecesoras, atendió una articulación territorial imprescindible y un autogobierno que ha servido para el desarrollo de las nacionalidades y territorios, abierta a las reformas necesarias en los tiempos y condiciones oportunas”, recalcó.

Concluyó Castro apelando al “espíritu que animó a la entrañable institución y recuperarlo, actualizarlo con las exigencias de una crisis que nos preocupa y nos duele a todos y emplearlo, con los medios y el lenguaje de hoy para afrontar juntos, y desde nuestras distintas responsabilidades, este complejo problema que exige unidad y sacrificio y cuantas sombras perturben el futuro libre, próspero y culto que Canarias merece”.

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