El templo submarino de La Palma abre sus puertas al buceo ecológico

Los submarinistas, en La Palma, pueden practicar su afición en una pecera natural gigante de naturaleza volcánica y repleta de biodiversidad. Fernando Sanfiel, instructor de buceo con más de 20 años de experiencia, asegura que hacer inmersiones en la Reserva Marina de Interés Pesquero de la Isla, situada entre la playa del Charco Verde (Los Llanos de Aridane) y el paraje denominado como La Celdas (Fuencaliente), es como “nadar dentro de un inmenso acuario”.

La regeneración de la flora y la fauna del espacio oceánico acotado hace once años como zona protegida en la franja sudoccidental de la Isla, sostiene Sanfiel, especialmente en los enclaves conocidos por Vueltas del Toro y Bahía de Puntalarga, “ha sido espectacular”. Con la reciente instalación de boyas de amarre en los nueve puntos de sumergimiento habilitados en el entorno, alega, este santuario submarino abre sus puertas de forma controlada al buceo recreativo y ecológico.

La Reserva Marina de Interés Pesquero de La Palma, declarada como tal en julio de 2001, desde el punto de vista biológico, alberga fondos impresionantes de origen magmático, “donde aparecen comunidades de anémonas tropicales difíciles de encontrar en el resto de las Islas”, según se indica en un estudio realizado por la Secretaría General de Pesca Marítima del Gobierno de España.

En año 2003, recuerda Fernando Sanfiel, clubes y empresas de buceos propusieron financiar puntos de fondeo para “no dejar caer el ancla en cualquier sitio” con el consiguiente daño al sustrato del lecho atlántico. Sin embargo, la iniciativa quedó pendiente pues la prioridad era recuperar el ecosistema al hallarse entonces bastante degradado por la sobreexplotación del caladero. “En aquellos días”, insiste, “lo importante era la protección de la Reserva Marina”.

En la normativa se fijaron en su día nueve zonas de buceo. Se localizan en Cuevas del Cedazo, El Remo Norte, El Remo Sur, Hotel, Punta Resbaladera, Vuelta del Toro, Bahía de Puntalarga, La Pipa y El Rincón. Hace unos días, la Secretaría General de Pesca anunció que, en colaboración con el Cabildo de La Palma, se han instalado en los reseñados enclaves boyas de amarre para “facilitar el desarrollo y la seguridad de las inmersiones, protegiendo a la vez la Reserva de posibles deterioros”. Sanfiel considera que, si bien llega un poco tarde, “es una buena la medida” ya que, hasta ahora, “era como tener una marina, pero sin pantalanes”.

En La Palma están censados cinco clubes de buceo. “La demanda para disfrutar de la actividad subacuática recreativa en la Reserva Marina, ”es elevada“ toda vez que ”es un sitio muy atractivo“ y se pueden contemplar fondos únicos a una profundidad que no precisa descompresión. ”A 20 metros de la superficie“, subraya Sanfiel, ”puedes navegar como si fuera dentro de un acuario“.

No obstante, según fuentes del sector, no se organizaban muchas excursiones porque, a tenor de los cupos fijados y los requisitos exigidos, “no era rentable”. Sin las boyas de amarre, el buceo, como actividad turística, “era inviable”, enfatizan.

El reglamento fijado al efecto establece que “durante la realización de las inmersiones no podrá haber más de una embarcación de buceadores” en cada punto de zambullida. Asimismo, no podrán ir en cada barco más de diez submarinistas y, desde cada boya, únicamente se realizarán dos inmersiones diarias y otras dos como máximo por buceador y jornada. Igualmente, las embarcaciones autorizadas exclusivamente podrán cambiar de amarre una vez por día.

Para poder practicar el buceo en la Reserva Marina de Interés Pesquero de La Palma, los interesados deberán acreditar una experiencia mínima de 25 inmersiones de las que, al menos una, ha de haber sido realizada en los doce últimos meses.

En base al acuerdo alcanzado entre la Secretaría General de Pesca y el Cabildo palmero, informa un portavoz de la Administración central, “la instalación y el mantenimiento de las boyas las realiza la Secretaría General de Pesca, mientras que el Cabildo ha aportado los materiales para su construcción y reposición”.

La práctica del buceo de recreo, que se hace desde embarcaciones, fue regulada a través de la actualización de la normativa en julio de 2010, como resultado de la experiencia de gestión acumulada en los diez años de funcionamiento de la Reserva Marina.

El subdelegado del Gobierno en Santa Cruz de Tenerife, Guillermo Díaz Guerra, ha destacado la “importancia” de la colaboración entre administraciones para sacar “proyectos adelante”

Turismo de calidad

El consejero de Turismo del Cabildo palmero, Julio Cabrera, ha señalado que la primera Corporación insular, “a través del Patronato de Turismo, trabaja en la consolidación del submarinismo como parte destacada de la oferta turística de la Isla, para lo que se están llevando a cabo distintas acciones con las que se busca mejorar las infraestructuras que faciliten su práctica”.

Sostiene que La Palma, según todos los análisis realizados por expertos, “es uno de los destinos punteros europeos en naturaleza, por lo que desde el Cabildo se sigue trabajando en mejorar la competitividad de las empresas y en el desarrollo de los productos”.

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