CC, sin grupo y sin llave

El presidente del Gobierno canario, Fernando Clavijo (CC)

Enrique Bethencourt

Lejos quedan los tiempos en que Coalición Canaria (CC) tenía grupo parlamentario propio e influía significativamente en la política estatal, aprovechando la ausencia de mayorías absolutas y la necesidad de los gobiernos de turno de buscar apoyos parlamentarios para darles estabilidad.

De ese período nacen éxitos relevantes, como la consecución del primer convenio de carreteras Estado-Canarias -tras años de resistencia por parte del Gobierno central a contribuir al desarrollo de estas infraestructuras en el Archipiélago-, que supuso más de 1.200 millones de euros para mejorar la conectividad en las Islas y, asimismo, una significativa activación del sector de la construcción y la consecución de miles de empleos.

Aunque desde CC insisten en su objetivo de lograr un grupo canario en el Congreso de los Diputados, saben perfectamente que en estos momentos no tienen posibilidad alguna. Pretender ser “la llave” de un futuro Gobierno estatal, como han señalado alguno de sus candidatos, es otra quimera que no resiste el menor análisis.

CC mantuvo grupo propio desde su creación, en los primeros años de los noventa, hasta la legislatura 2004-2008, en que se produjo la ruptura del nacionalismo canario.

En los comicios generales de 2008 logró dos escaños, ambos por la circunscripción de Santa Cruz de Tenerife, insuficientes para establecer un grupo. Y quedó a cero en la de Las Palmas; NC, que se presentaba por primera vez en solitario, tampoco obtuvo plaza en el Congreso de los Diputados.

Hemorragia

En 2011 continuó el retroceso de CC, en este caso afectando de manera muy significativa a la provincia santacrucera: sufrió una importante hemorragia de votos y consiguió un solo acta, la de Ana Oramas, por las islas occidentales, dado que el electo de CC-NC por Las Palmas fue Pedro Quevedo, de Nueva Canarias.

Ahora se enfrentan a las elecciones del 20 de diciembre con muchas posibilidades de repetir la plaza que lograra Ana Oramas hace cuatro años. Pero sin las menores opciones en las islas orientales. Y con un escaño no hay grupo. Ni siquiera con dos.

Para lograr grupo haría falta que CC consiguiera cinco escaños y, al menos, un 15% de los votos en las dos circunscripciones. Ninguna de estas circunstancias se darán. Es verdad que con anterioridad se han utilizado algunas argucias e interpretaciones flexibles del reglamento, posibilitando acceder al grupo con tres escaños y eso sí, con un 18% de votos en Las Palmas y un 30% en Tenerife, porcentajes que en esta ocasión no pasarán, con toda probabilidad, del 6% y del 15% en ambas circunscripciones.

Pretender, además, convertirse en llave del nuevo Ejecutivo estatal, suena a operación de imagen, a lema electoralista, sin base alguna. Menos en un nuevo panorama político electoral en el que a los clásicos PP y PSOE, al bipartidismo que ha presidido la política española en todo el período democrático, se les suman Podemos y Ciudadanos.

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