Emociones bajo control

La venta de antidepresivos y relajantes ha aumentado en los últimos años

Romina Cabeza Izquierdo

Santa Cruz de Tenerife —

¿Cuántas veces nos resfriamos y recurrimos de forma inmediata a la farmacia o bien a ese cajón que siempre hay en casa con diversos tipos de medicamentos? En este sentido, hay que estar concienciados de la importancia que tiene hacer un buen uso de los mismos, ya que una utilización desproporcionada de fármacos puede llevar a una debilitación del sistema inmunológico, dando lugar a su vez a que futuras generaciones sean más resistentes a sus efectos, al haber estado sobreexpuestos durante años.

A pesar de conocerse los efectos que pueden provocar en el organismo multitud de medicamentos, así como las recomendaciones que se suelen realizar para la reducción de su consumo, lo cierto es que la venta de muchos no ha parado de crecer en los últimos años. Por esta razón se recomienda que tras cuatro semanas de tratamiento se comience a reducir su dosis, pues crean rápidamente dependencia, así como tolerancia, es decir, que según va transcurriendo el tiempo, su efecto va disminuyendo.

La rutina, los problemas económicos y las relaciones de parejas, son algunas de las razones por las que se puede caer en la ansiedad o la tristeza y que lleva en ocasiones a tratamientos basados en pastillas. Con más de diez años de experiencia como farmacéutico, David Martínez nos habla de su trabajo desde su visión.

– Debido a multitud de motivos cada vez se recurre más a somníferos y tranquilizantes, ¿crees que se le da un buen uso? En términos generales, ¿qué franja de edad consume este tipo de medicación?

A pesar de que estos medicamentos sólo se dispensan bajo prescripción médica, su consumo aún no se ha estabilizado y sigue subiendo. En muchas ocasiones, su uso solamente es necesario de forma transitoria, pero en algunos casos, el paciente desea prolongarlo indefinidamente, con el inevitable problema adictivo.

Históricamente, las personas de edad avanzada han sido los mayores consumidores, pero actualmente se está extendiendo más la franja, contagiando a otros rangos de edad.

 – David, después de estos años en el sector, desde tu perspectiva ¿han aumentado los tratamientos vinculados a problemas emocionales?

El consumo en los últimos años ha aumentado, no de manera alarmante pero sí ligeramente preocupante. Y esto nos debería hacer reflexionar sobre el origen de esos problemas emocionales.

Está claro que todo influye, las cosas más pequeñas pueden resultar significativas para una persona y desestabilizar así su equilibrio. La rutina, el estrés, la economía, el trabajo, los problemas de pareja, llevan a la tristeza, al inconformismo y de ahí a la depresión. Podemos mostrar mucha fortaleza, pero cuando algo nos afecta, es importante reconocer lo que sucede y hablarlo tanto con especialistas, como con las personas que tenemos alrededor.

– Se habla de dependencia ante determinados fármacos, ¿qué personas son más propensas a ello?

 

Pacientes polimedicados y personas que se encuentran bajo situaciones de excesiva presión o estrés de forma dilatada en el tiempo. Cuando una persona siente un gran vacío emocional, intenta buscar una salida, un alivio e incluso salir de sus pensamientos a través de determinados tratamientos para dormir.

Con el paso del tiempo el cuerpo se va adaptando a los fármacos y de ahí que se pueda crear una dependencia, por eso lo más importante es leer bien cualquier prospecto, o bien preguntarnos a nosotros o al especialista correspondiente.

– ¿Está concienciada la población de lo que toma? ¿Te suelen pedir consejo?

Desafortunadamente, no hay mucha concienciación y los tranquilizantes en la sociedad occidental se han convertido en algo rabiosamente trivial, por lo que en muchos casos no se pide nuestro consejo, pero los farmacéuticos debemos esforzarnos por informar de los riesgos y hacer un seguimiento al paciente.

Se deben seguir unas pautas y unas recomendaciones si se quiere mejorar y continuar hacia adelante. Parte de nuestra función es esa, resolver por mínima que sea cualquier duda a los pacientes.

– Ante un resfriado o una dolencia se suele caer en la automedicación. ¿Crees esto es así? ¿Hasta qué punto recurre a ello? ¿Y sus principales riesgos?

En la mayoría de los casos, sí. Se consumen muchos medicamentos a través del consejo de conocidos, y eso debería cambiar, y yo, desde mi posición, lucho diariamente por este cambio. El principal riesgo es que aunque los analgésicos y antigripales parecen inofensivos, te pueden sentar mal.

Muchas personas son alérgicas a diferentes tipos de componentes y en ocasiones, no lo saben. Ahí se encuentra parte del problema, en el desconocimiento de este hecho.

– ¿Cuáles son las principales dudas o cuestiones que te plantean en tu día a día?

Normalmente la mayoría de las dudas tienen que ver con las interacciones entre medicamentos o con la forma de tomarlos (posología). Dudas que por lo general todos podemos tener, cada cuanto tomar un determinado antibiótico, cuáles son sus efectos y durante cuánto tiempo se debe estar con el tratamiento.

En este sentido, quienes más cuestiones suelen realizar son las personas mayores de avanzada edad y aquellas que no están acostumbradas a tomar algún tipo de medicación.

– Si tuvieras que destacar un desafío diario en la profesión ¿Cuál sería?

 

El principal desafío para el farmacéutico es asistir y ayudar a todas las personas que pasan por la farmacia. Conseguir que la relación del paciente con sus medicamentos sea una experiencia más llevadera. Pienso que cada persona que interactúa contigo, se debe sentir plenamente informada y satisfecha. Y sólo así, al final de la jornada podré recordar el día con una sonrisa.

La función única de un farmacéutico no es hacer entrega de los medicamentos, sino intentar que el paciente los sepa utilizar de una forma adecuada y no como si se tratara de un caramelo.

– ¿Y si tuvieras que recomendar una actividad complementaria que ayude a un paciente con ansiedad? ¿Cuál sería?

 

Conozco el yoga, y me parece altamente recomendable porque mitiga muchos dolores físicos y aporta quietud a la mente. Cuando se tiene algún problema de tipo emocional, hay que buscar opciones para mantener al cuerpo y a la mente ocupada.

El yoga es una muy buena opción, pero también salir a correr, a andar, a nadar y si ello se puede hacer acompañado, muchísimo mejor. Existen situaciones en las que las personas que se encuentran mal, necesitan estar con alguien, aunque en gran parte de los casos no lo reconocen y afirman que prefieren estar en soledad.

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