Arrecife pide al Consorcio que señale las casas que aún vierten aguas residuales al Charco de San Ginés

Charco de San Ginés

Saúl García / Manuel Riveiro

Arrecife —

El Charco de San Ginés ha pasado de ser el patio de atrás de la ciudad a la zona de ocio por excelencia. Sus aguas, sin embargo son las únicas en las que Salud Pública desaconseja el baño. El Charco se quedó con una sola entrada y salida de agua y se oxigena poco. Además, aunque se han sellado los pozos negros (el último recientemente junto a Ginory), las aguas negras siguen llegando, especialmente cuando hay lluvias y cuando hay algún problema en la estación de bombeo de la calle Cienfuegos.

En junio de 2013, el Consejo Insular de Aguas presentó en el Ayuntamiento un informe sobre vertidos de aguas residuales en el Charco de San Ginés. Hasta abril del año siguiente no se inició un expediente para tomar medidas. En diciembre de 2015 se ordenó a los propietarios de dos viviendas en la calle Juan de Quesada que enlazasen el desagüe de sus inmuebles a la red de alcantarillado y que inutilizaran sus pozos negros, “con las debidas garantías” para evitar “riesgo de contaminación”.

Sin embargo, en una inspección reciente del departamento de Medio Ambiente tras las obras se volvieron a observar “manchas en el agua” y un vertido “con aspecto de ser de procedencia residual”. “Indiscutiblemente”, resalta el informe de Medio Ambiente, “en la zona tiene que haber pérdidas bien en la red de saneamiento o bien de pozos” que “no hayan sido condenados correctamente”.

Los técnicos del Ayuntamiento tienen localizada una tubería por la que se vierte “agua residual” aunque “es de uso exclusivo de aguas de lluvia”, por lo que deducen que puede tener “alguna fisura o junta deteriorada” por la que entren las aguas residuales y terminen en el Charco.

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