Aumenta la presión sobre la costa de Lanzarote

Zona de Costa Teguise donde se ha solicitado un permiso para crear una playa artificial

Saúl García

Arrecife —

En Lanzarote, en los últimos años se ha aumentado la presión sobre el litoral. La Isla cuenta, según un informe para regular las medidas de salvamento en las playas, elaborado por el Gobierno de Canarias, con 112 playas y zonas de baño. También tiene cinco puertos o refugios (La Santa, La Tiñosa, Órzola, Playa Blanca, en plena ampliación, y Los Mármoles) y tres puertos deportivos, uno de ellos, Marina Lanzarote, inaugurado hace tres años. Pero no parecen suficientes. Se siguen sucediendo nuevos proyectos de ocupación del litoral. El más antiguo y el más olvidado es una playa artificial entre la Punta del Camello y La Bufona, en Arrecife. Pero el Ayuntamiento de Teguise sigue insistiendo en que no renuncia a tener un puerto deportivo en Costa Teguise, su costa más turística. En Matagorda se está ejecutando un nuevo hotel en primera línea de playa, y se han presentado dos proyectos nuevos de playas artificiales: uno en Berrugo, en Playa Blanca y otro en Costa Teguise, junto al Sands Beach Resort.

El rumbo ha cambiado porque en el año 2007 el Ministerio de Medio ambiente, dirigido entonces por la socialista Cristina Narbona, presentó un documento que llamó Estrategia para la sostenibilidad de la costa como declaración de intenciones para crear un nuevo paradigma y “generar un cambio en el modelo de gestión de la franja costera”. Ese documento contenía un análisis común para toda la costa y preveía algunas actuaciones concretas en cada zona. Para Lanzarote, por ejemplo, contemplaba una serie de intervenciones que, por otra parte, nunca se llevaron a cabo.

Entre las conclusiones para dar la vuelta a la “ocupación masiva de la franja costera”, se hablaba del desbordamiento de la capacidad de carga de la costa. “No sólo ya no resulta agradable o satisfactorio -señalaba el documento- el disfrute del litoral en muchos lugares, cosa a la que todos tenemos derecho para los usos comunes, es decir, para estar, pasear, bañarse y estar tranquilos en la costa, sino que cada vez va a ser más difícil legar a las futuras generaciones un litoral igual o mejor que el que nosotros nos encontramos, tanto en términos de patrimonio natural, ambiental y paisajístico, como en calidad para su libre disfrute para los usos comunes”. Añadía que los expertos señalaban que para el año 2050 se habrá producido un retroceso medio de 15 metros en el conjunto de las playas españolas y valores de más del doble en algunas playas concretas y que esa “delicada situación representa un reto para todos”. “Es evidente que el modelo de uso y gestión de la costa que hemos llevado a cabo en las últimas décadas no es sostenible”, concluía.

Entre las acciones previstas para Lanzarote estaba la recuperación, mediante expropiación, de dos hoteles que ocupan una franja de dominio público marítimo terrestre, el Papagayo Arena, en Playa Blanca, y el Hotel Las Costas en Puerto del Carmen. También se preveía la eliminación de la carretera entre la Caleta y Los Noruegos, en Famara, y la instalación de un aparcamiento, para permitir el paso de arena. Ni esas ni otras actuaciones se llevaron a cabo y una década después la estrategia y sus objetivos parecen enterrados.

La presión sobre el territorio continúa y el negocio de ocupar el dominio público marítimo terrestre debe ser rentable porque, en el caso de Berrugo, ya son cuatro las empresas que quieren explotar esa playa artificial. Las dos nuevas playas van asociadas a la construcción de dos hoteles pero el beneficio no sólo está en que los clientes disfruten de una playa a un paso de su habitación, sino también en poder explotar las hamacas de la playa. En Playa Blanca, el proyecto se extiende sobre 500 metros de costa, lo presentó una empresa de Gran Canaria pero ya se han sumado a la puja la empresa Yudaya, de los hermanos Domínguez, los propietarios del puerto Marina Rubicón y dos empresas más. En Costa Teguise, es la empresa que gestiona el Hotel Gloria Palace la que quiere desarrollarlo “dado que la existencia de una playa apta para el baño sería un valor para el nuevo hotel”, según señala su propio proyecto.

En ambos casos no solo se trata de rellenar la costa de arena sino también de crear escolleras o espigones, y también en ambos casos esos tramos de costa están incluidos dentro de una figura de protección europea de la Red Natura 2000, como es un Lugar de Interés Comunitario.

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