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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Claves para prevenir un incendio como el que arrasó casi 3.000 hectáreas en Gran Canaria

Paisaje calcinado en Gran Canaria

Jennifer Jiménez

Las Palmas de Gran Canaria —

Los incendios forestales están a la orden del día durante el verano. No obstante, los efectos del cambio climático llevan a los expertos a temer que se produzcan con mayor frecuencia y en otras épocas del año por la subida de las temperaturas, unida a la escasez de lluvias. El último que afectó a Gran Canaria la pasada semana arrasó casi 3.000 hectáreas, aunque si no se hubieran realizado trabajos preventivos podría haber arrasado unas 14.000. Su rápida propagación se explica en que había mucho material para quemar como pinocha (hojas del pino), retamas, matorral… que se explica por la sequía que afecta a la isla, el “abandono” de zonas de cultivos o el hecho de que ya no se recoge tanta pinocha como antaño (entre los motivos, que no resulta rentable a la población local por las subvenciones europeas a los importadores de paja).

Cada incendio permite a las autoridades y a los expertos aprender de cara al futuro, aunque hay una serie de medidas que ya se toman para no tener que lamentar la pérdida de nuestros bosques ni de vidas humanas.

Alianza con el sector primario

La labor de la trashumancia sigue teniendo un papel fundamental en los montes. El maestro quesero Isidoro Jiménez, en contacto permanente con los ganaderos de Gran Canaria, explica que “durante los años de las repoblaciones se persiguió al pastor, pero con el tiempo las administraciones se han dado cuenta de que el mejor cuidador del medio ambiente es precisamente el pastor, que conoce el territorio y se preocupa de que las plantas no desaparezcan”.

En esta labor viene trabajando el Cabildo de Gran Canaria, que apuesta por pagar a los pastores para que tengan limpio el campo. De hecho, ya se están llevando a cabo actividades de pastoreo controladas en la cumbre de la isla, explica un técnico forestal de la corporación insular. “El incendio del miércoles pasado en realidad empezó hace 50 años por el cambio del uso del territorio en el sistema de vida de la gente, en el abandono de la actividad agrícola, la emigración a los centros urbanos...”

Las medidas a medio plazo que se plantea el Cabildo son apostar por la agricultura de montaña o potenciar el pastoreo, “de tal forma que se consigan unos paisajes con biodiversidad: zonas con bosques, pero también zonas con pastoreo, agrícolas y emplazamientos urbanos que puedan convivir de forma ordenada”, señala el técnico.

Isidoro Jiménez, por su parte, explica que cada vez hay más territorio para pastorear, cada vez los pastores son más mayores y el problema es que no hay apenas relevo generacional. “Lo que no se puede es estar buscando los pastores por ahí, hay que ir directamente a los hijos de los pastores”, asegura, para añadir convencido que “si tú le dices a un ganadero que te cuide ciertas plantas en peligro de extinción, él te las cuida”.

En esta idea también insisten los ecologistas. Desde Ben-Magec creen que debe existir una “cultura del aprovechamiento del bosque” ya que el ganado come un poco de verde y luego seco para hacer fibra, “la cabra y la oveja hacen una combinación perfecta”, matiza Eugenio Reyes.

Formación para la población rural

Una de las claves por las que hay viviendas que han quedado intactas cerca de donde el fuego se extendió la pasada semana es que es necesario tener el terreno de laas rodea limpio. Los habitantes que tienen ganado que pasta alrededor de sus hogares o que limpian el matorral contribuyen a que sus casas sean un lugar donde permanecer seguros del fuego.

“La administración sola no puede ordenar el terreno porque no tiene los medios para ello y es necesario crear una alianza con las personas que viven en el medio rural, que limpien esos 15 metros y darles ayudas para que mantener los terrenos agrícolas”, aclara un técnico del cabildo.

Erradicación de especies invasoras como el rabo de gato

El mismo técnico forestal explica que no es cierto que las especies invasoras ardan más que las autóctonas. Sin embargo, sí que se están encontrando problemas con especies como el rabo de gato que se está introduciendo en el piso basal y se ha ido expandiendo por distintas zonas. Explica que en el incendio de 2007 en Gran Canaria no se podían creer que el fuego estuviera llegando a zonas como Veneguera y ahí “el factor determinante fue el rabo de gato que generó una pradera y el problema además es que había Cardones y Tabaibas de por medio que resultaron muy afectados, muchos terminaban muriendo, mientras que el rabo de gato en 15 o 20 días rebrotaba otra vez”

Es necesario trabajar en esta especie, que además el ganado no se come. No obstante, primero se debe estudiar la zona en la que se encuentre ya que hay lugares en los que si se erradicara el rabo de gato “habría una erosión tremenda”, señala el experto. En otras zonas sí que habría que poner cortafuegos para que no llegue a las tabaibas o cardones.

Además de este especie, la dos formaciones más peligrosas y virulentas en cuanto al incendio son los palmerales, “que son tremendamente inflamables junto a los matorrales: escobón, codezo, retama... esos son los que más nos preocupan y muchas veces están vinculados a poblamiento humano”. De ahí, insiste en la importancia de limpiar los 15 metros alrededor de las viviendas.

El ecologista Eugenio Reyes también apunta la vulnerabilidad de los cañaverales, “venidos de fuera, situados en los barrancos y que al segundo o tercer año se empiezan a poner de un color amarillento y suponen antorchas perfectas”. Para abordar el problema de las especies invasoras y los matorrales, considera necesario tener una estrategia clara con mirada científica y tradicional (hablando con la gente del campo).

Mantener limpias las cunetas

Aunque técnicos y ecologistas coinciden en que no se debe recoger toda la pinocha (ya que también actúa como fuente de nutrientes), sí que es necesario mantener las cunetas limpias. No obstante, esta actividad (regulada por los cabildos) ya no resulta rentable como antaño, puesto que a los ganaderos, que la han utilizado tradicionalmente para acolchar el suelo de los establos, les resulta más barato comprar paja importada. Esto se debe a que la Unión Europea otorga altas subvenciones para este fin.

Una de las formas de recoger pinocha con autorización es a través de subastas públicas. En la isla de Tenerife, por ejemplo, a la última subasta no se presentó nadie porque no tenían a quién vender luego la pinocha. En Gran Canaria, el Cabildo insiste en que, previa autorización, es posible recogerla aunque hay técnicos que reconocen que es necesario agilizar los trámites para que con una llamada telefónica baste para obtener este permiso.

“No podemos centrar el problema en la pinocha, no tiene sentido tener todos los árboles limpios porque actúa como nutrientes, pero es importante tener limpios los bordes de las carreteras, tener unas franjas de unos metros libres de pinocha”, señala un técnico forestal de la corporación insular.

Quemas preventivas y cortafuegos

Un técnico forestal del Cabildo de Gran Canaria explica que en invierno se llevan a cabo quemas que se parecen mucho a los fuegos naturales, “ya que los incendios siempre han existido en la naturaleza canaria pero eran incendios de invierno después del paso de una borrasca, es lo que llamamos fuegos fríos porque se encontraban empapados de agua, la pinocha también tenía humedad en la parte baja y entonces quemaba de una forma sin producir altas temperaturas”.

Ahora se pretenden emular estos incendios con quemas prescritas después del verano porque se parece mucho más al régimen natural de fuego. El experto considera que es mejor esta apuesta “que suprimir totalmente el fuego y no hacer nada hasta que se vaya curando tanto de combustible (pinocha, rama, matorral y tengamos otra vez las condiciones como las del incendio que hemos sufrido”.

Estas quemas controladas con porcentajes de humedad altos permiten reducir la pinocha. El pasado miércoles, una semana después del incendio, en una visita a la cumbre con la prensa para conocer el estado del terreno quemado el jefe de los equipos Presa del Cabildo de Gran Canaria, Federico Grillo explicó que durante el año se quemaron unas 600 hectáreas de forma controlada y funcionaron muy bien para controlar el fuego.

Consumir productos locales

Si potenciar el sector primario es uno de los principales aliados contra el fuego, tanto mediante el pastoreo como manteniendo las zonas de cultivo, los ganaderos piden que se potencie el consumo de productos locales.

“Si consumimos quesos canarios, que son de calidad insuperable, o consumimos hortalizas producidas en la cumbre estamos manteniendo un paisaje seguro”, explica un técnico del Cabildo de Gran Canaria. “Si un alto porcentaje lo traemos de fuera lo que vamos a ver son paisajes totalmente abandonados para el incendio forestal”, aclara.

Para el técnico forestal, el modelo ideal para lograr esa corresponsabilidad y ese nexo consumidor-productor es aquel en el que productores y consumidores se ponen de acuerdo en las necesidades y los productores entre sí también acuerdan qué van a plantar, poniendo unos precios de referencia.

Muy crítico con este punto se muestra el presidente de la Asociación de Pequeños Agricultores y Ganaderos de Las Palmas (UPA) ya que, a su juicio, las administraciones públicas, por lo general, no predican con el ejemplo: “sacando concursos en los comedores de colegios, hospitales... en los que ni añaden una cláusula que les insten a comprar productos locales”, critica.

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