''Discriminados'' por no pagar cuotas voluntarias

“Las actividades escolares complementarias y de servicios de los centros concertados serán voluntarias, no tendrán carácter discriminatorio para los alumnos, no podrán formar parte del horario lectivo y carecerán de carácter lucrativo”. El artículo 15 del marco regulador de los conciertos educativos no deja margen a la confusión. Los centros escolares concertados no pueden imponer a las familias de los alumnos el pago de cuotas por actividades y servicios complementarios a la enseñanza obligatoria.

Ateniéndose a esta norma y ante la necesidad de reducir gastos, Margarita y Ana María, madres de ex alumnas del Colegio Sagrado Corazón de Tafira, en Las Palmas de Gran Canaria, decidieron en 2008 dar de baja a sus hijas de los servicios voluntarios de comedor y permanencia (estancia en horario no lectivo, entre el turno de mañana y el de tarde) en este centro concertado. En aquel momento, las aportaciones mensuales por ambos conceptos ascendían a 304,51 euros por alumno de Educación Secundaria Obligatoria (ESO).

Esta decisión acarreó, según denuncian las madres, una espiral de “abusos, coacciones y presiones” por parte de la dirección y los propietarios del centro para que hicieran frente al pago de esas cuotas o, en su defecto, cambiaran a sus hijas de colegio, circunstancia que finalmente se produjo en el año 2010 ante la situación extrema que, aseguran, llegaron a padecer.

Margarita y Ana María, al igual que otros padres y madres de alumnos a través de documentos firmados, acusan al colegio Sagrado Corazón de ejercer un trato discriminatorio con los menores de las familias que renuncian a utilizar los servicios de permanencia y comedor. Según su versión, se les ha negado, a diferencia del resto de alumnos, el acceso al centro a través de vehículos, ya fuera con sus padres o con los de otros compañeros; el uso de determinadas instalaciones, como las duchas tras las clases de Educación Física, previa comunicación del tutor “delante de todo el grupo”, o su presencia en las fotos de grupo y en actos especiales organizados por el colegio.

La Inspección General de la Consejería de Educación archivó en el año 2009 un escrito de alegaciones presentado por varias madres contra las prácticas llevadas a cabo por el colegio, aunque advirtió que éste podría infringir el principio de voluntariedad si ponía “trabas a las familias que desean que sus hijos salgan del centro entre la jornada de mañana y de tarde (permanencia) para realizar el almuerzo fuera del recinto escolar”.

El Sagrado Corazón, según consta en documentos a los que ha tenido acceso este periódico, ha negado autorizaciones para que los alumnos pudieran abandonar el colegio en ese horario al “no estar contemplada” en el proyecto educativo. Además, ha instado a los familiares que habían cursado la solicitud a acatar con el “debido respeto” las normas de funcionamiento del centro.

En una queja presentada posteriormente a la consejería de Educación, una de las madres asegura que el propietario del colegio llegó a amenazar en una reunión con expulsar a su hija del centro si no respetaba el proyecto educativo, manifestándole que el servicio de comedor, que la legislación establece como voluntario, estaba incluido en este proyecto. Todo ello, afirma, “con un tono coactivo e impropio de gestores de un centro educativo”.

Un consejo escolar ''viciado''

El proyecto educativo, texto que alega el centro para justificar su postura, es propuesto por el Consejo Escolar, un órgano de representación que, según denuncian fuentes consultadas por CANARIAS AHORA, “está viciado”.

El Consejo del Sagrado Corazón lo forman 13 miembros. Además del presidente, que es el director del centro, y de la secretaria, cuenta con tres representantes de la empresa, cuatro de los docentes y otros cuatro de los padres. Ni los alumnos ni el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria están representados en el órgano.

Los denunciantes enumeran entre las presuntas irregularidades la convocatoria de reuniones en horario de mañana en una época en la que la normativa lo impedía, el adelanto del cierre del registro para la entrada de documentos de las 16.00 a las 14.00 horas, o la delegación de votos de ocho de los miembros, entre ellos padres, en el presidente, a pesar de que esta acción sólo se consiente entre representantes del mismo sector.

Las mismas fuentes consideran “moralmente reprochable” que el director del centro sea, además, el presidente de la Asociación de Padres y Madres de Alumnos del Sagrado Corazón, aunque esta coincidencia no supone una traba desde el punto de vista legal, ya que es padre de alumno.

El centro escolar, pese a los intentos de este periódico para recabar su versión, ha optado por no pronunciarse. La consejería de Educación, por su lado, se ha limitado a afirmar que no ha habido incumpimiento del concierto educativo por parte del colegio.

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