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Fábrica La Isleta: una alternativa artística en la Plaza del Pueblo

José Alberto Medina, director de Fábrica La Isleta

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

Desde hace poco más de un año en el barrio de La Isleta, en la capital grancanaria, una casa típica del vecindario de tres plantas se ha convertido en una fábrica. No emite gases, ni tiene una enorme plantilla para que sea rentable, sino que con dedicación y esfuerzo en ella se construyen artistas de diversas disciplinas culturales.

Al frente de este proyecto, llamado Fábrica La Isleta, está el músico José Alberto Medina (Gran Canaria, 1979). Medina cuenta que con 19 años se fue a formarse fuera de las Islas, primero en Barcelona, para después pasar por Nueva York y París, finalizando su formación en Brasil. Durante estos 16 años ha recorrido Europa y América a la vez que iba empapándose de diferentes culturas, hasta que un día decidió volver a la isla que le vio nacer para cerrar su ciclo nómada.

Este centro artístico multidisciplinar busca, en palabras de Medina, ser una alternativa a nivel de pedagogía y a la vez ser un punto en la ciudad donde artistas de diferentes vertientes estén en contacto y puedan conocerse. En un principio explica que tenía pensado quedarse en Brasil y crear la escuela allí, pero al final este músico trashumante dio “por pura casualidad” con el 54 de la calle Princesa Guayarmina, en el pulmón de La Isleta, la Plaza del Pueblo. El motivo que aduce: “la energía del lugar”.

Constituida como una asociación cultural, en ella se da la oportunidad de hacer arte, performances y música, lo que permite ser una alternativa al método clásico de enseñanza. Así, Medina cree que los artistas “echan de menos que pasen más cosas, que hayan más circuitos y espacios donde puedan expresarse”. De este modo, al centro acude tanto gente mayor como niños de hasta cuatro años. “No hay límites y nuestra filosofía es abrir las clases para gente que a veces no encuentra su lugar”, recalcal Medina, que da la bienvenida a cualquiera que quiera acercarse.

Para sobrevivir económicamente reconoce que no es fácil, pero que gracias a las aportaciones de los socios, a partir de 50 euros por un año, pueden funcionar. No obstante, poco a poco van recibiendo pequeñas colaboraciones de empresas, aunque por el momento aclara que pone mucho esfuerzo y dinero de su bolsillo. ¿El objetivo?, seguir creciendo para poder tener todo el edificio en sus manos.

En la actualidad hay cinco profesores de música. José Alberto da clases de armonía, combo y piano, mientras que José Carlos Cejudo el bajo, Beatriz Alonso la voz, Chago Miranda la guitarra y José Víctor González la batería. Mientras, Naty Vera enseña teatro y Gabriel Breiki danza. Aparte, en ocasiones, dan clases magistrales de invitados como el guitarrista brasileño Chico Pinheiro, el trompetista Theo Crookero o el hindú Amit Mishra.

Aparte de traer a invitados y celebrar cada fin de semana el Isleta Sunset en el paseo de la zona de Los Nidillos, en octubre organizaron el evento Fábrica Fest que permitió, durante diez días, hacer al barrio en el centro de la cultura con diferentes espectáculos donde la música primó, pero donde también hubo arte, danza o cine.

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