La capital de Fuerteventura defiende la vigencia como alcalde honorario del general franquista García Escámez

Calle en Puerto del Rosario (Fuerteventura) con el nombre del general franquista Francisco García Escámez

Eloy Vera

Puerto del Rosario —

El Ayuntamiento de Puerto del Rosario nombró en 1944 alcalde honorario de la capital de Fuerteventura al general franquista Francisco García Escámez “como expresión de la gratitud y cariño filial que esta población le profesa” por la ejecución de construcciones como la barriada del Carmen. Setenta y cuatro años después, la capital majorera le mantiene la distinción y su nombre en el callejero. Defiende haberlo dejado fuera de la Ley de Memoria Histórica por “el arraigo que su obra dejó en una amplia capa de la sociedad majorera”. Obvia así que colaboró en el complot contra el régimen democrático y su participación en batallas como la del Jarama en 1937, uno de los episodios más crueles de la Guerra Civil con más de 16.000 bajas entre los dos bandos.

Un acta del ayuntamiento, del 16 de marzo de 1944, y una página del 2 de julio de ese año en el periódico Falange con un pequeño texto y la foto de un pergamino, repleto de escudos y blasones donde se realza la figura del militar, confirman el nombramiento. También se exalta su figura con una calle en la capital, una de las pocas que se libró de la aplicación por parte del Consistorio de la Ley 52/2007, la conocida como la Ley de Memoria Histórica.

El historiador tinerfeño Ricardo Guerra Palmero asegura que la polémica Ley “no se ha cumplido en su totalidad. Incluso, en algunos sitios ni siquiera parcialmente”. En este sentido, cree que el artículo 15.1 de la Ley se ha aplicado en Canarias “muy parcialmente y solo a varios de los símbolos más llamativos o sobre algunos que hacen referencia a determinados generales sublevados y políticos de ámbito estatal” y añade que “en la práctica las decisiones quedan al albur de la voluntad política de las distintas administraciones”.

Prueba de ello es que Puerto del Rosario sigue rindiendo honores a este militar franquista.  Guerra Palmero ha dedicado años de investigación al estudio de la posguerra en el archipiélago, momento en que este militar, nacido en Cádiz, fue capitán general desde 1943 hasta su fallecimiento en 1951.

Explica que el Mando Económico (1941-1946) fue un régimen excepcional de gobierno establecido por Franco con el propósito de unificar las tres armas del Ejército y centralizar la dirección económica y política de las Islas en unos momentos en los que, según señala este historiador, “la incertidumbre, política y económica, provocada por el escenario internacional, la Segunda Guerra Mundial era evidente y el peligro de invasión de las islas era una posibilidad más que probable”.

Este organismo centró sus esfuerzos en intensificar la producción agraria y en realizar obras hidráulicas, agrícolas, educativas y religiosas, así como la construcción de viviendas. Según Guerra Palmero, “todo como un intento de evitar una paralización de la actividad económica y paliar la grave situación de hundimiento de los niveles de vida de la población a través de la obra social, lo que constituía un dique de contención al malestar de parte de la población y al repunte de la débil oposición a la dictadura”.

El autor de publicaciones como Sobrevivir en Canarias (1939-1959) y Autarquía y hecho diferencial canario (1936-1960) insiste en que “la exaltación del Mando Económico, sobre todo en el periodo García Escámez, es una muestra de lo exitosa que fue la política de memoria del franquismo y una parte fundamental de la imposición de sus símbolos”.

Un hombre de batallas

El historiador cuenta que García Escámez fue destinado en enero de 1936 a Pamplona, donde participó en la conspiración y golpe de Estado bajo las órdenes del general Mola. Como la mayoría de los militares “africanistas”, García Escámez se sentía agraviado por las reformas militares adoptadas por Manuel Azaña, por la pérdida de prestigio del Ejército ante buena parte de las clases populares y por la irrupción de ideas y prácticas políticas que cuestionaban las jerarquías sociales y morales defendidas por los grupos e instituciones dominantes en España.

El general al que Puerto del Rosario rinde honores, nada más iniciarse el golpe de Estado, dirigió una columna que tenía como objetivo inicial, partiendo de Navarra, apoyar la sublevación en Guadalajara y de ahí marchar a Madrid. Guerra Palmero recuerda que la columna García Escámez estaba integrada por reclutas y voluntarios requetés y falangistas, e intervino en La Rioja y Soria, donde consolidó el poder de los sublevados y se desató la represión con 2.000 y 585 víctimas a lo largo de la guerra, respectivamente. Además, tuvo un papel destacado en numerosas acciones bélicas en diversos frentes, como el de Madrid, Aragón o Extremadura.

Tras la muerte de Ricardo Serrador en 1943, García Escámez lo sustituyó como jefe del Mando Económico de Canarias. Continuó con los proyectos de la etapa anterior e impulsó obras “de marcado carácter propagandístico, cuya valoración posterior ha motivado que el recuerdo oficial de este capitán general haya sido positivo, ya que la memoria construida sobre el representante de Franco en Canarias le ha atribuido el rol de benefactor”, comenta el historiador.

El alcalde de Puerto del Rosario, Nicolás Gutiérrez, reconoce que el título de alcalde honorario a Francisco García Escámez, está “perfectamente constatado por parte del Ayuntamiento capitalino e, incluso, queda testimonio gráfico en algún medio de la época de la entrega de un diploma con el reconocimiento concedido”.

También explica que la permanencia de una calle con su nombre en el callejero de Puerto del Rosario hasta hoy obedece a “su papel como general de las Islas Canarias durante la etapa conocida como Mando Económico de Canarias, orientada al desarrollo de las Islas”.

Gutiérrez recuerda que a García Escámez se le atribuye la primera promoción de viviendas sociales de la barriada del Carmen y “un papel decisivo” en la construcción de la presa de Los Molinos y del pueblo de Las Parcelas, bautizado como Colonia Rural García Escámez en “una época de posguerra, durísima para la población de las Islas y de Fuerteventura en particular”. Para el alcalde de Coalición Canaria, el arraigo que dejó García Escámez en una amplia “capa de la sociedad majorera posiblemente ayudó a su incuestionabilidad en el callejero”.

Ricardo Guerra Palmero plantea a los ciudadanos e instituciones actuales si “realmente merece la pena en una sociedad democrática honrar los personajes y políticas hechas durante un régimen dictatorial, realizadas tras un golpe de Estado que derivó en una guerra civil bastante larga y que provocó la represión”.

En este sentido, argumenta que “una cosa es el conocimiento de la historia derivado de la investigación, que en Canarias aún presenta numerosas lagunas, otra la existencia de memorias individuales y colectivas, o usos públicos de la historia favorables o no a ciertos personajes e ideologías, y otra muy distinta que las administraciones de un estado democrático europeo sigan rindiendo honores y distinciones oficiales a aquellos que propiciaron la guerra y la dictadura”.

Su permanencia en el callejero contrasta con la retirada de nombres franquistas hecha por el Ayuntamiento de Puerto del Rosario tras la aprobación en 2008 de la Ley de Memoria Histórica. Según Nicolás Gutiérrez, el Consistorio fue “pionero en las islas en acabar con cualquier referencia en espacios públicos sobre la dictadura de Franco” y recuerda que “desde los primeros años de la democracia comenzaron a sustituirse las principales calles de la ciudad, adoptando nombres como Avenida de la Constitución o Primero de Mayo”.

“Hoy, en el callejero de Puerto del Rosario se reconocen además estos valores democráticos, a represaliados del antiguo régimen, a los sindicatos, a los que fueron presidentes de la Segunda República y a insignes personajes de la lucha por las libertades”, añade.

PSOE pide la retirada

La Comisión Ejecutiva del Partido Socialista en Puerto del Rosario aprobó en abril de este año una resolución sobre la aplicación de la Ley de Memoria Histórica en Fuerteventura. La intención era sortear los obstáculos que el Gobierno del Partido Popular venía poniendo a la norma anulando para la misma cualquier partida económica que la visibilice en los Presupuestos Generales del Estado (PGE).

El secretario del PSOE en la capital y candidato a la alcaldía en las elecciones de mayo de 2019, Juan Jiménez, cree que el general García Escámez no debe “seguir ostentando la alcaldía honorífica de Puerto del Rosario ni una mención en su callejero” y aboga por que el Consistorio “retire su distinción”.

Jiménez aclara que, a pesar del impulso de ciertas obras en la isla, “su participación fue determinante para el fallecimiento de miles de personas en la contienda nacional que sumió al país en cuarenta años de imposición sobre todos los órdenes de la vida” y agrega que “afortunadamente tenemos una Ley de Memoria Histórica que puede corregir esas manchas”.

Ayuntamientos como el de Madrid o el de Arrecife, en Lanzarote, han borrado en los últimos años el nombre de García Escámez de su callejero en cumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.

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