Gozar y comprender la biología del verano

Pejepeine

M.J. Tabar

Arrecife —

El sol se hace de rogar antes de hundirse y una familia numerosa corre de un lado al otro del Puente de las Bolas. “¡Mira! ¡Miramiramira!”, grita un hombre. Con el brazo señala un chucho mediano que planea entre los ojos del puente, a 50 escasos metros del tráfico de la ciudad. Las Dasyatis pastinaca tienen hábitos nocturnos, pero a veces madrugan y se ven al caer la tarde, sobre todo, al final del verano.

Si se bañaran en el Reducto, con unas gafas de buceo, la familia sorprendida nadaría entre salemas, sargos y lisas. “Te eches donde te eches, los ves”, dice Rubén Cañada, biólogo marino y autor de la web de divulgación Azul Marino. Ha editado una guía sobre las playas de la isla y ahora prepara otra guía sobre buceo en superficie.

Quietos, sobre el fondo arenoso está el discreto tapaculos, un pez plano, de cuerpo aplastado, que vive adherido a la arena y cambia de color para mimetizarse con el color del fondo e intentar pasar desapercibido. Si nadamos hasta el islote de Fermina, en la zona rocosa, veremos muchas más especies bajo el agua. “Tenemos la gran suerte de tener muchas playas de fácil acceso, buen estado de la mar y aguas cristalinas para realizar esnórquel”, explica. En otras playas de fondos arenosos como Playa Honda o las de Puerto del Carmen (desde Playa Chica hasta Playa Grande) también se pueden ver pejepeines, un pez muy activo, que se alimenta de pequeños invertebrados y que se entierra en la arena cuando se siente amenazado.

Puerto del Carmen es uno de los mejores ‘escaparates’ de toda esta biodiversidad marina, porque el bañista puede “acceder a zonas considerablemente profundas, muy cerca de la costa”. Los fondos arenosos continúan desde la que llaman playa del pueblo en Playa Honda hasta La Concha, desde Playa Blanca hasta Playa Dorada.

También son buenos sitios para bucear Caleta de Caballo, Playa Bastián, La Cocina (en La Graciosa) y toda la zona próxima al embarcadero de Punta Mujeres; un sitio “privilegiado” donde nadan cabrillas, morenas y otras especies de hábitat rocosos. Hay que elegir un día sin mar de fondo, para que el agua no esté turbia, a ser posible un día sin mucho viento, con poco oleaje.

La señalización oficial de las playas de Lanzarote se limita, en el mejor de los casos, a indicar los servicios de la zona (si tiene baños o duchas, si es accesible para personas con movilidad reducida, si tiene vigilancia, si es peligrosa, etc.), pero no hay información que cuente la biodiversidad que puede encontrarse el nadador algunos metros mar adentro, en la orilla cerca de las rocas o entre los charcos de la franja intermareal.

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