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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

Michelle Obama disfruta de Granada

Michelle Obama, esposa del presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su hija menor, Sasha, han cerrado su visita privada a Granada con un paseo “inolvidable” por el conjunto monumental de la Alhambra y el Generalife, del que han asegurado disfrutar “con los cinco sentidos”.

La primera dama estadounidense realizó la visita al monumento nazarí sobre las 20:00 horas junto a su grupo de amigos y durante aproximadamente hora y media pudo contemplar algunas de las estancias más representativos de este lugar, como el Patio del Cuarto Dorado, el Salón de los Embajadores y la recién inaugurada exposición de los leones, entre otros.

“Le hemos preparado un itinerario que le permitiera hacerse una idea de lo que fueron estas construcciones nazaríes y del contraste con los palacios cristianos”, explicó a los periodistas la directora del Patronato de la Alhambra y el Generalife, María del Mar Villafranca, que finalmente no pudo acompañar a la primera dama en la visita por motivos de seguridad.

Michelle Obama “no dejó de hacer preguntas” en todo el recorrido, se mostró muy interesada por todos los detalles de lo que iba viendo, destacando especialmente el enclave del conjunto monumental, que domina toda la ciudad desde la llamada colina de la Sabika.

Firmas de honor

Antes de recorrer los palacios nazaríes, la primera dama estadounidense tuvo tiempo para cenar en el Parador de San Francisco y firmar en el libro de honor de la Alhambra, en el que agradeció la hospitalidad recibida y la invitación que se le ha hecho para conocer el monumento.

Tanto Michelle Obama como su hija pequeña tomaron una cena ligera y, aunque en principio tenían la intención de elegir a la carta, lo cierto es que el aperitivo les dejó “saciadas”, según informaron fuentes del Parador de San Francisco. El entrante estuvo compuesto por jamón ibérico, sopa fría de ajo blanco y salmorejo, pastela árabe y una tarta en honor al cumpleaños de una de las jóvenes amigas de la familia.

La primera dama también firmó en el libro de oro de este parador, un antiguo convento construido por decisión de los Reyes Católicos sobre un palacio nazarita del que aún se conservan importantes restos como la sala nazarí. De hecho, Michelle ha alabado las visitas que se disfrutan desde su terraza y ha mostrado a los responsables del establecimiento el deseo de volver con su marido, Barack Obama.

Antes de abandonar la Alhambra, la primera dama fue agasajada con varios regalos simbólicos, como un libro de fotografías del recinto nazarí, la nueva guía del mismo y un corpus epigráfico, que contiene indicaciones de todas las descripciones epigráficas del monumento traducidas del árabe al inglés.

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