Muchas imprecisiones en el juicio por la muerte del bebé Yunaisi

El juicio contra Inmaculada Vega y Yeray González, acusados de matar y maltratar a la hija de la primera, Yunaisi, cuando ambos convivían juntos en el barrio de El Charco, en Puerto del Rosario se reinició este miércoles. La vista comenzó a celebrarse a finales de enero de 2009 pero el hermano de Yeray González se autoinculpó en un primer momento de la muerte de la pequeña y la Sala de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Las Palmas suspendió el juicio y dejó en libertad provisional a Vega y González hasta que se ampliara la instrucción del caso.

El Ministerio Fiscal y el Cabildo de Fuerteventura, como acusación particular, solicitan para ambos 15 años de prisión por homicidio, y tres años más por malos tratos habituales, además de 90.000 euros de indemnización. La defensa, por su parte, solicitará en el informe del viernes la libre absolución, y paralelamente, el cargo de homicidio imprudente.

El bebé, de sólo seis meses de edad, falleció en la tarde del 5 de enero de 2007 por causas sin esclarecer mientras se encontraba en casa al cuidado de Yeray. La cantidad de hematomas, heridas y mordiscos que presentaba el cadáver puso en alerta a las autoridades.

Los dos encausados llegaron por separado a los juzgados de Puerto del Rosario. El primero, apoyado por buena parte de sus familiares, quienes no dudaron en proclamar la inocencia de Yeray y señalar, como destacó su madre, Eva Hernández, que “la culpable es ella y lo tiene que pagar”.

Las declaraciones de Yeray, durante la vista oral, han sido vagas e imprecisas. No reconoce los hechos que se le imputan y alega no haberse percatado de que la pequeña tenía un cardenal en el oído, tres hematomas en el pecho y una mordedura en el muslo. Únicamente afirma haberse dado cuenta de la existencia de un mordisco en la cara del bebé “que Inmaculada me dijo que se lo había hecho su otra hija, por celos”, destacó

Lo que sí ha manifestado es que, cuando encontró a Yunaisi sin vida, la madre se encontraba fuera del domicilio por motivos laborales. La pequeña, señaló, “estaba boca abajo y yo le dí la vuelta y ví que no respiraba”. Según las propias declaraciones del imputado, en lugar de llamar de forma inmediata a su entonces compañera sentimental, se asomó a la ventana del domicilio y alertó a su hermano, quien se encargó de llamar a la Policía.

Por su parte, Inmaculada, visiblemente emocionada y luciendo un tatuaje en el reverso de la muñeca con el nombre de Yunaisi, explicó que la pequeña llevaba enferma varios días y que no la había llevado al centro de salud “por miedo a que me quitaran a mi hija”. La razón esgrimida es que no había dado parte en el Registro Civil del nacimiento de Yunaisi.

En su declaración, la imputada explicó que tras abandonar el domicilio sobre las 13:45 horas, se dirigió a su lugar de trabajó y llamó un par de horas más tarde a Yeray “para ver cómo estaba la niña”. Fue entonces, según declaró, cuando su compañero le dijo que la pequeña había fallecido, “que tenía las manos lilas y que tenía un poco de sangre por la boca y por donde el pipí”.

Inmaculada Vega afirmó que no había sido consciente de la envergadura de los daños padecidos por su hija hasta “que en los interrogatorios me mostraron las fotos”. Además, añadió, Yeray “siempre tenía alguna explicación de las heridas”.

La defensa solicitará el viernes en el informe final, la libre absolución para ambos “y alternativamente la petición de homicidio imprudente”, según ha declarado el abogado defensor de Yeray, Franciso Zambrano.

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