El arzobispo de Toledo admite que la Iglesia no está unida

El arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, lamentó este domingo la división que sufre la sociedad española y reconoció que la Iglesia no está suficientemente unida, sino que tiene “tantos grupos y tendencias” que “parece como desgarrada o hecha jirones”.

Cañizares lanzó este mensaje en su alocución a los fieles que pronunció bajo el Arco de la Sangre de toledana la plaza de Zocodover en la procesión del Corpus Christi de este domingo, donde planteó que “a veces los que con mayor razón deberíamos dar ejemplo de unidad no lo damos suficientemente”.

Asimismo, alertó sobre la división de la sociedad española -“sustancialmente católica en su mayoría”-, no sólo “la división mayor o menor de los pueblos de España”, sino también “la división por tantos enfrentamientos actuales o por un reabrimiento de heridas y divisiones pasadas que nos conducen a la quiebra”.

El arzobispo de Toledo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal planteó como solución para los cristianos que vivan “en toda su verdad el sacramento de la Eucaristía, sacramento de unidad, vínculo de caridad”.

Cañizares también pidió en su alocución que “nadie tema” y vea en la Iglesia o en la fe cristiana “ninguna amenaza a la justa autonomía de lo terreno y a la justa y sana laicidad”.

Sin embargo, dejó claro que “no podemos someternos a una mentalidad inspirada en el laicismo, ideología que lleva gradualmente (...) a la restricción de la libertad religiosa hasta promover un desprecio o ignorancia de lo religioso relegando la fe a la esfera de lo privado”.

Asimismo, planteó que “la imagen lacerante de nuestro mundo que ha comenzado el nuevo milenio con el espectro lacerante del terrorismo y la tragedia de la guerra, interpela a los cristianos a vivir la Eucaristía como una verdadera escuela de paz”.

Previamente, en la homilía de la misa que ofició en la catedral de Toledo manifestó que solucionar el problema del hambre en el mundo es “la urgencia de las urgencias” y advirtió de que la situación actual “no sólo es una ofensa a la dignidad humana, sino que constituye una indudable amenaza para la paz”.

Como en los tres últimos años, por deseo del arzobispo, el Corpus Christi de Toledo tuvo procesión completa por las engalanadas calles de Toledo en jueves y en domingo, aunque hoy hubo mayor afluencia de público y mayor presencia institucional.

A la misa en la Catedral Primada asistieron autoridades civiles, judiciales y académicas, encabezadas por el presidente en funciones de Castilla-La Mancha, José María Barreda, el alcalde en funciones de Toledo, José Manuel Molina, y el delegado del Gobierno en la comunidad, Máximo Díaz-Cano.

Junto a ellos, desfilaron las hermandades y cofradías, que recorrieron las calles cubiertas de romero y tomillo antes del desfile del Ejército, sin duda el más aplaudido por los asistentes.

En los balcones de la Delegación del Gobierno, habilitados para los invitados, se encontraban los embajadores de Estados Unidos, Italia y Eslovenia y los secretarios de Estado de Inmigración, para las Telecomunicaciones y de Cooperación Territorial.

El desfile procesional del Corpus Christi de Toledo, que salió por primera vez en 1263, está declarado Fiesta de Interés Turístico Internacional, y para el mismo las calles de la ciudad se engalanan desde días antes con diferentes adornos, flores, tapices y mantones de Manila que cuelgan de los balcones.

La Custodia, que sale con motivo de la festividad del Corpus -día en que la Iglesia Católica exalta la Eucaristía y el cuerpo de Cristo Sacramentado- de la Catedral a las calles de Toledo, fue encargada por el cardenal arzobispo de Toledo Francisco Ximénez de Cisneros a Enrique de Arfe.

Con forma de torre gótica, la Custodia mide dos metros y medio de altura, se compone de 5.200 piezas con 260 estatuillas y en su construcción se emplearon 18 kilos de oro y 183 de plata.

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