''Cuando cumplí 18 años me pidió que hiciera tríos''

“Yo le quería, pero cuando empezó a hacerme eso, le empecé a odiar. Sí, le quería tanto como le odiaba”. Juanjo es una de las víctimas de J.C. el educador que durante dos décadas ha abusado a su antojo de menores, no se sabe cuántos, pero al menos 10, en un centro para niños desamparados, la Casa Cuna de Ofra, en Santa Cruz de Tenerife.

En una entrevista concedida a CANARIAS AHORA, revela que durante quince años, desde que tenía 12, estuvo sometido a tocamientos de todo tipo. Después llegaron las felaciones, las penetraciones, las amenazas.

“A mí se me acercó como auxiliar educativo. Tenía que cuidarme, estar al tanto de si era regular con las comidas, de los horarios, del aseo. Estaba pendiente de mí como de otros chicos”.

A Juanjo le pilló J.C. porque el niño aspiraba a ser modelo. “Tenía esa idea en la cabeza, me decía qué guapo eres y tras eso, iniciaba sesiones de fotos. Nunca fue de sopetón. Era muy calculador”.

“Confundí el cariño con sus caricias”

Así que el inicio era una mano sobre el hombro, después más caricias. “En el centro, al menos conmigo, solo hubo tocamientos”. Luego fueron regalos. “A mí me dejaron abandonado en la Casa Cuna con seis meses de edad. No he conocido más caricias, nunca me habían hecho un regalo, él me resolvía los problemas, no sé, ahora veo que se aprovechó de mi situación. Yo confundí el cariño con sus caricias y todavía sigo confundido”

¿Relaciones sexuales completas? “Sí, mantuvimos relaciones sexuales completas hasta que le detuvieron en enero. Yo estaba en la casa en ese momento. Me había exigido que subiera, porque me amenazó. Y subí. Dicen que padezco algo como el síndrome de Estocolmo. Le quería y le odiaba cuando comenzó a hacerme eso, y también sentía miedo, estaba solo y él era inteligente, porque me atacaba psicológicamente. Cuando no hacía lo que él quería se cabreaba”.

Tríos

Juanjo, que trabaja como repartidor en un chino, afirma que las relaciones sexuales con J.C. fueron “de uno en uno, hasta que cumplí 18 años. A partir de entonces, cuando en la Casa Cuna me dijeron búscate la vida, él me presentó a otros chicos. Pretendía que hiciéramos tríos”.

Ahí, Juanjo recalca que se negó. “A mí me gustan las chicas. Tengo novia, pareja, pero a veces me cuesta estar con ella”.

Tiene casi 27 años. Solo aspira a un empleo fijo de ocho horas al día. Lo que busca tantísima gente, pero asegura que hay días que se levanta mal, desnortado, “sin saber quién es víctima y quién culpable”.

¿Ayuda psicológica? ¿Algún apoyo emocional? ¿Alguien sospechó? “Nada. Nunca. Nadie, nadie, nadie. Fue un descontrol total. Tengo mal las fechas, me han pedido mi historial y no sé que hay en él. Cada vez que voy al médico no me reconozco. No sé nada de mí, me dejaron abandonado con seis meses y siento entre miedo y vergüenza”.

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