Destituido el jefe de Homicidios que investigaba la muerte del joven que pasó 14 horas abandonado en un matorral

Motor del vehículo accidentado en la madrugada del 12 de noviembre en la Avenida Marítima de la capital grancanaria. (POLICÍA LOCAL)

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

El jefe de Homicidios de la Brigada Provincial de la Policía Judicial de Las Palmas, César Fernández, ha sido destituido del cargo que ocupaba desde hace cuatro años y trasladado al grupo de Delitos Tecnológicos debido a las discrepancias que mantenía con la cúpula del Cuerpo Nacional de Policía (CNP) en Canarias en relación a varias investigaciones, entre ellas la de la muerte del joven que fue encontrado en estado crítico en una zona de matorrales catorce horas después de sufrir un accidente en la Avenida Marítima de Las Palmas de Gran Canaria.

Según ha podido saber Canarias Ahora, la comunicación del traslado se produjo el pasado martes 18 de noviembre. El jefe de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) justificó que era necesario acometer cambios en la sección y rejuvenecer la plantilla. Fernández, de 51 años, lleva 29 en el CNP, veinte de ellos en el grupo de Homicidios, que dirigía desde 2010. Los dos años anteriores estuvo en el grupo de Delitos Tecnológicos, al que ahora ha regresado.

Fuentes policiales achacan la decisión del jefe de la UDEV, ratificada por la comisaria provincial, Sagrario de León, y por el jefe superior de Policía de Canarias, Valentín Solano, a una cuestión “personal y caprichosa” y elogian la labor desarrollada en este periodo por el inspector, que ha esclarecido “prácticamente todos los casos”, a excepción de las desapariciones de la pareja de ancianos del barrio de Guanarteme y de la joven Sara Morales, una investigación que se inició antes de que accediera al cargo, en 2006.

Dos han sido los sucesos que han actuado como desencadenantes de la destitución del jefe de Homicidios, según las mismas fuentes. El primero de ellos guarda relación con una investigación en la que no intervino en un principio, puesto que se encontraba de vacaciones, y que ya está “prácticamente resuelta”. Se trata del caso de un hombre de avanzada edad que sufrió un robo con violencia mientras paseaba a las 6.45 horas a escasos 300 metros de su domicilio, cerca de una parada de guaguas. El fuerte golpe le produjo lesiones de gravedad que provocaron que el hombre falleciera diez días después en el hospital.

Las desavenencias sobre el objeto de la investigación en torno al accidente de tráfico ocurrido en la madrugada del 12 de noviembre en la Avenida Marítima de la capital grancanaria, a la altura de la Biblioteca del Estado, parece haber sido, sin embargo, el detonante del cese. Ese día, un coche en el que viajaban tres jóvenes chocó con la mediana de la Avenida y saltó hacia la calle paralela, José Ramírez Bethancourt. Uno de los ocupantes del vehículo fue encontrado en estado crítico catorce horas después en un matorral situado a unos 30 metros del lugar del accidente. Fueron sus dos hermanas las que acudieron al lugar al no tener noticias de él y saber que viajaba en el vehículo que resultó siniestrado. Finalmente, el joven falleció en el hospital a consecuencia de las importantes lesiones que sufrió.

En el curso de la investigación, desarrollada en colaboración con el Juzgado de Instrucción número 8 de Las Palmas de Gran Canaria, el grupo de Homicidios apuntó como una de las hipótesis más probables que el herido hubiera salido aturdido tras el impacto y, a pesar de las lesiones, hubiera recorrido unos metros “en caliente” hasta desplomarse y esconderse en los matorrales. Además, uno de los ocupantes del coche negó en un primer momento que fuera acompañado y, posteriormente, solo informó de la presencia de otra de las personas que iban en el vehículo, pero no del herido que finalmente falleció.

Con todo ello, el jefe de Homicidios centró su investigación en determinar qué había ocurrido con esa tercera persona, saber “de dónde había salido”. Sin embargo, el jefe de la UDEV y la cúpula policial eran partidarios de investigar a los agentes de la Policía Local para determinar si habían incurrido en alguna negligencia, una actuación que descartó porque, a tenor de las pruebas, “era materialmente imposible que lo encontraran en ese lugar, porque se escapaba de los parámetros lógicos, ningún cuerpo sale despedido 30 metros”, apuntan fuentes cercanas a la investigación.

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