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La erupción de La Restinga arrojó 300 millones de metros cúbicos de magma

Imagen de archivo del intenso burbujeo provocado por el volcán submarino de El Hierro. (Proyecto Vulcano/IEO).

EFE

Santa Cruz de Tenerife —

Un método innovador basado en imágenes térmicas de la superficie del mar ha permitido calcular en 300 millones de metros cúbicos la cantidad de magma emitido entre el 18 de octubre de 2011 y el 12 de febrero de 2012 en la erupción volcánica submarina registrada en aguas del sur de El Hierro.

Este cálculo se corresponde con la cantidad de magma -coladas de lava y piroclastos- que había cifrado el Instituto Español de Oceanografía en sus campañas batimétricas, y que había calculado en 329 millones de metros cúbicos, lo que avala la fiabilidad de este método pionero presentado en el Cabildo de Tenerife.

El estudio consiste en la monitorización de la tasa de emisión de magma procedente de erupciones volcánicas submarinas en ambientes someros o relativamente poco profundos con el uso de imágenes térmicas captadas desde helicóptero.

En su desarrollo han colaborado el Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, el Instituto Nacional de Geofísica y Volcanología de Italia, la Universidad estadounidense de Ohio, la empresa canaria Bionerics Research y la Unidad de Helicópteros de la Guardia Civil.

Según explicó en rueda de prensa Pedro Antonio Hernández, director de la División de Vigilancia Volcánica del Instituto Volcanológico de Canarias (Involcan), el proyecto tenía tres objetivos y el primero era monitorizar la actividad volcánica para detectar cambios en la dinámica del proceso eruptivo, y el segundo un seguimiento visual del color y amplitud de la mancha originada en la superficie marina en aguas de La Restinga.

El tercero era el de desarrollar un método a partir de los datos obtenidos de la temperatura aparente de la superficie del mar con un modelo físico en dos dimensiones para estimar el calor transferido por el magma al agua del mar durante la erupción.

A partir del cálculo del valor transferido se ha estimado el volumen de magma emitido y que ha generado las anomalías térmicas detectadas en la superficie marina.

Para el estudio se realizaron 21 vuelos de inspección y se captaron imágenes térmicas a una altura fija de 305, 460 y 610 metros de altura en función del tamaño de la mancha en la superficie del mar.

Las imágenes fueron tratadas y se estimaron las temperaturas alcanzadas en el mar durante el proceso eruptivo, de lo que se deduce que hubo “un pico claro” a finales de octubre de 2011, cuando se superaron los 30 grados centígrados posiblemente en coincidencia con la situación del cono volcánico a unos 250 metros de profundidad y la emisión de gases con una presión de 25 atmósferas.

Ello produjo una actividad tan energética que causó la “megaburbuja” sobre la superficie marina en La Restinga con una altura estimada de unos 25 metros, recordó Pedro Antonio Hernández.

El investigador precisó que con esos datos se estableció un modelo físico para relacionar el calor emitido e inferir el volumen de magma arrojado y señaló que la cifra calculada de 300 millones de metros cúbicos supone “un término intermedio” si se tiene en cuenta que la erupción se prolongó durante cinco meses.

A su juicio, el método de la tomografía tiene como ventajas frente a la batimetría el ser más económico, poder realizarse con mayor frecuencia, mayor facilidad técnica y seguridad y sobre todo, que sus resultados están directamente relacionados con el magma como fuente que origina el calor.

Como desventajas tiene el que la información que proporciona es más limitada, no se conoce la profundidad de la boca eruptiva y no puede realizarse con condiciones meteorológicas adversas.

El profesor titular de la Facultad de Ciencias del Mar de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria Antonio González destacó que con este proyecto se ha obtenido “un pantallazo” de cómo pudo ser el océano primigenio del planeta en la zona de la mancha de La Restinga por las condiciones anómalas de acidez y dióxido de carbono, mientras que “200 metros más allá” el mar recuperaba sus valores normales.

Antonio González subrayó que esta zona marina de El Hierro supone también “un laboratorio del océano inmediato”, el que puede tener el planeta en 20 o 30 años debido al cambio climático.

El capitán piloto de la Unidad de Helicópteros de la Guardia Civil Antonio Márquez afirmó que la tripulación que participó en el proyecto “no olvidará jamás el espectáculo” de la mancha marina en El Hierro, con el color y los olores, a veces “a huevos podridos”, y calificó esta colaboración científica de “hito” en la historia del cuerpo de seguridad.

Ricardo Melchior, presidente de Involcan y expresidente del Cabildo tinerfeño, se refirió al hecho de que “cuantos más datos e información” se obtenga de los procesos eruptivos mejor será la gestión del riesgo volcánico, a lo que Antonio García Marichal, consejero de Innovación de la corporación insular, subrayó que el Involcan mantendrá su estructura por su labor científica en este ámbito.

Este proyecto científico ha sido publicado en la revista “Remoote Sensing of Environment” y está dedicado a la memoria del teniente Marcos Antonio Benito, que participó en los vuelos de inspección y que falleció recientemente juntos a otros dos compañeros de la Guardia Civil durante el rescate de un montañero en la sierra de León.

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