La hepatitis C afecta a un 33% de los presos españoles

Veintiséis cárceles españolas, una de ellas de Canarias, participan en un estudio sobre el tratamiento de la hepatitis C, una patología que afecta al 33% de los presos y que según los expertos puede curarse hasta en el 85% de los casos si se completa la medicación.

En el estudio Ribadot, que comenzó hace cuatro meses, está previsto hacer el seguimiento de unos 250 internos infectados con el virus de la hepatitis C, explicó en rueda de prensa el coordinador del mismo, el doctor Pablo Saiz de la Hoya, médico del centro penitenciario de Alicante, con motivo del VI Congreso de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria que se inauguró este miércoles en Zaragoza.

La alta prevalencia de esta patología -el 33% en las prisiones españolas- la ha convertido en el nuevo reto de la sanidad penitenciaria, una vez que se ha conseguido reducir la infección por el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) hasta un 10% en la población penitenciaria, agregó.

Además, aproximadamente la mitad de los infectados por el virus de la hepatitis C tienen el VIH, una coinfección que, dijo, está considerada como un problema sanitario de primer orden.

Sin embargo al contrario que el VIH, la hepatitis C tiene cura entre el 40 y el 85% de los casos -en función del genotipo del virus y de la coinfección con el virus del sida- a los seis meses de acabar el tratamiento que, dado que puede durar hasta un año, muchos pacientes lo abandonan, señaló Saiz de la Hoya.

En su opinión, es muy importante conseguir una buena adherencia de los pacientes al tratamiento algo que, aunque las cárceles tienen muchos inconvenientes, puede ser más fácil para los pacientes internados en ellas, dijo.

Por ello se ha impulsado el primer estudio multicéntrico en España sobre el tratamiento de la hepatitis C, denominado Ribadot, en 26 cárceles (seis de Andalucía, cuatro de Cataluña y el mismo número de la Comunidad Valenciana, tres de Madrid, dos de Castilla y León y una de Aragón, Asturias, Canarias, Castilla-La Mancha, Cantabria, Extremadura y Murcia).

Aunque por el momento se han incluido sólo 70 pacientes, su coordinador informó de que se prevé llegar hasta 250 y que los resultados se verán previsiblemente en septiembre de 2008.

Según Alberto Esteban, vicepresidente del Comité Científico del Congreso y de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria (SESP) que lo organiza, “de manera similar a como ha ocurrido en el caso de otras enfermedades infecciosas tratadas en prisión, como la infección por VIH o la tuberculosis, es muy importante conseguir una buena adherencia de los pacientes al tratamiento”.

Agregó que “para algunos pacientes, por su forma de vida marginal y de escaso acceso al sistema sanitario durante su vida en libertad, su estancia en prisión se corresponde con la primera ocasión en que les es ofertado un seguimiento continuado de su enfermedad y la posibilidad de recibir tratamiento para ella”.

Esteban afirmó que también es clave “educar a los internados en prisión que están sanos en los mecanismos de transmisión del virus de la hepatitis C”.

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