''El mayor daño para la Iglesia''

El Papa Benedicto XVI consideró este martes que las persecuciones externas “no constituyen el peligro más grave para la Iglesia” sino que éste procede de “aquello que contamina la fe y la vida cristiana de sus miembros”, según destacó durante la misa solemne que presidió en la basílica vaticana con ocasión de la festividad de San Pedro y San Pablo.

“En efecto, si pensamos en los dos milenios de historia de la Iglesia, podemos observar que, como había anunciado el Señor Jesús, no han faltado nunca para los cristianos las pruebas, que en algunos períodos y lugares han tenido el carácter de verdaderas y propias persecuciones”, explicó.

Sin embargo, “éstas, a pesar de los sufrimientos que provocan, no constituyen el peligro más grave para la Iglesia. El daño mayor, de hecho, que ésta sufre procede de aquello que contamina la fe y la vida cristiana de sus miembros y de sus comunidades, ensuciando la integridad del Cuerpo místico, debilitando su capacidad de profecía y de testimonio, empañando la belleza de su rostro”, destacó el Pontífice.

Según el Papa, todo esto ya fue advertido por San Pablo en sus cartas, una de cuyas conclusiones es que “los hombres que obran el mal no llegarán muy lejos porque su estupidez quedará a todos manifiesta”.

“Hay, por lo tanto, una garantía de libertad asegurada por Dios a la Iglesia, libertad ya sea de los lazos materiales que intentan impedir o coartar su misión, como de los males espirituales y morales, que pueden ensuciar la autenticidad y la credibilidad”, concretó.

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