''Hubiese preferido que nadie lo supiera nunca''

El testigo número siete, un joven que en la actualidad tiene 18 años, ha sido el primer denunciante en el conocido como caso Kárate cuya declaración se ha celebrado en audiencia pública. En su declaración, y a preguntas del fiscal, Pedro Gimeno, el testigo aseguró que se inscribió en el gimnasio de Fernando Torres Baena, el principal acusado, con siete años, pero no fue hasta los diez cuando bajó por primera vez al chalé de Playa de Vargas, Agüimes.

Ese primer fin de semana “no pasó nada”, pero al siguiente “cuando estaba dormido”, Fernando “se metió en mi cama y me hizo una felación”. Su reacción fue de desconcierto, “no sabía qué hacer ni qué estaba pasando”.

A partir de ese día “esto mismo ocurrió más veces”, afirmó ante el Tribunal. Y no solo con el principal acusado de Torres Baena, sino también con María José González e Ivonne González, otras dos imputadas, con las que asegura haber mantenido relaciones completas. Cree recordar que con la segunda comenzó sus relaciones con “11 años” y con Ivonne “no con más de 13 años”.

Declaró también que Torres Baena le decía que “mi padre no me quería y que mi madre estaba loca”, lo que asegura deterioró la relación con esta segunda. Con el primero no existía. Además le insistía en que “el sexo era bueno para la competición” y que el karate “era bueno para esto, en comparación con otros deportes”.

Su denuncia la presentó tras ser citado por la propia Policía Nacional en el marco de la investigación de este caso. Preguntado por la defensa de María José González, la letrada Pino López, sobre si en el caso de no haber sido llamado hubiera presentado denuncia. El testigo reconoció que “esto es un marrón y hubiera preferido que nadie lo supiera nunca”. En varias ocasiones insistió en que los hechos por los que se le preguntaban le producen “mucha vergüenza”, y que muchas cuestiones las recuerda como resultado del tratamiento psicológico que recibe desde 2010.

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