“Los socorristas españoles que salvaguardan vidas en Lesbos no desfallecen”

El vicepresidente de la ONG Proactiva Open Arms, José Luis Smoris.  EFE/Elvira Urquijo A.

Efe/ Patricia Corrales

Las Palmas de Gran Canaria —

Los socorristas españoles de la ONG Proactiva Open Arms, que trabaja desde septiembre en Lesbos para salvaguardar las vidas de los refugiados que huyen por mar de la guerra de Siria, no desfallecen y seguirán en la isla griega hasta que se pueda mantener el operativo.

Así lo ha asegurado a Efe el vicepresidente de la ONG, José Luis Smoris, a quien el Centro Internacional de Formación para la Ayuda Humanitaria Las Palmas Puerto Humanitario y el Programa Mundial de Alimentos han invitado a divulgar en Casa África la labor que han llevado a cabo en los últimos cinco meses por más de 70 socorristas de toda España, siete de ellos de Canarias.

Esta ONG, constituida en Badalona y que también trabaja en playas de Gran Canaria, Lanzarote y Tenerife con 25 socorristas desde hace cuatro años, decidió establecer un operativo en Lesbos ante las preocupantes imágenes que difundían los medios de comunicación sobre la crisis humanitaria que afectaba a la zona, porque su gerente decidió que “había que ir a verlo y saber si podían ayudar”.

Nada más llegar a la isla griega, los socorristas de Proactiva confirmaron que su ayuda allí era necesaria, por lo que la organización destinó 15.000 euros de fondos propios para iniciar un operativo que continúa en la actualidad gracias al mecenazgo ciudadano y a la ayuda económica y logística que ha recibido de corporaciones locales españolas.

“Seguimos haciendo la misma labor que el primer día y tenemos la misma ilusión”, ha manifestado Smoris, quien ha asegurado que el proyecto humanitario continuará “hasta que se pueda mantener”.

Con el dinero recaudado hasta el momento, la ONG ha podido comprar tres barcos, que se suman a las dos motos de agua que tenía y con los que opera en la zona. Además, esta ayuda ciudadana ha servido a la organización para mantener el dispositivo en Lesbos, donde el personal hace relevos cada quince días.

El día a día de Proactiva Open Arms, cuyos efectivos hacen jornadas de trabajo de hasta 20 horas y duermen una media de cuatro, comienza a las 05.00 horas, cuando un equipo se dirige al pequeño puerto de Lesbos -más pequeño que el de San Cristóbal, en la capital grancanaria-, donde la ONG tiene amarradas sus embarcaciones.

A la misma hora, otro equipo se dirige a una zona alta de la isla de Lesbos, desde donde la ONG controla lo que ocurre en los 30 kilómetros de mar que vigila.

Cuando divisan algún bote con refugiados procedentes de Turquía, que está a nueve kilómetros de Lesbos, se alerta a otro equipo que se desplaza a la costa para socorrer a sus ocupantes.

Sobre el impacto que produce a estos socorristas las dramáticas escenas que han vivido en Lesbos, sobre todo en los naufragios, donde han encontrado la muerte muchos refugiados en los últimos meses, Smoris explica que en Proactiva “cada uno libra la batalla como puede”, si bien les acompaña desde el principio un grupo de psicólogos que dan apoyo “a cualquiera que tenga problemas o no se encuentre bien”.

Además, la ONG tiene sus protocolos internos, que se aplican cuando alguno decae física o psicológicamente. En esos casos, a los afectados se les asignan otras tareas más logísticas y menos operativas o se les conceden días libres. “La cuestión es no desfallecer”, asevera.

Sin embargo, el vicepresidente de esta ONG, sobre cuya labor la productora La Kaseta Ideas Factory ha realizado el documental “To kyma: Rescate en el mar Egeo”, emitida recientemente por La Sexta, asegura que “la mayor motivación que tiene el personal que está en las islas de Lesbos y Chios es saber que está haciendo una labor humanitaria cuya recompensa ve de inmediato, a diario”.

Lo que ha llamado más la atención a José Luis Smori y a sus compañeros desplazados a Lesbos es “cómo se puede decidir cruzar un estrecho de nueve kilómetros de agua en una situación tan precaria, con unas embarcaciones inseguras y unos chalecos que casi no flotan”, o de juguete, como los que llevan muchos niños.

“Lo desesperado que tienes que estar para hacer esto. Da igual que sea de día o de noche. Viene de todo, hay veces que cruzan barcos con muchos niños, pero el trasiego diario es de todo tipo de gente: mayores, discapacitados, menores y hasta bebés de diez días”, ha referido.

La mayoría de refugiados que se registran en Lesbos, con la ayuda de las ONG que trabajan allí en su recepción, está de paso.

“Casi nadie va a la aventura. Hemos visto a sirios, que tienen un nivel cultural medio-alto, que pretenden llegar al Reino Unido para terminar su especialidad médica y regresar luego a su país si pueden”, ha relatado.

Otros traen los teléfonos de los contactos que les esperan en otros países europeos, como Alemania o Bélgica, y muy pocos quieren venir a España.

“Uno nos dijo que quería llegar a Canadá porque le gustaba mucho ese país, pero lo que no quiere ninguno es irse de Siria”, asegura Smoris, quien afirma que ahora mismo en Lesbos lo que se necesita es calzado y ropa de adultos porque, de niño y de bebé, hay mucha y llegada de todas partes de la mano de diversas ONG.

Etiquetas
stats