“No hay tecnología para evitar la colisión de un asteroide”

Imagen de larga exposición del Telescopio Isaac Newton (INT), situado en el Observatorio de El Roque de Los Muchachos, con la Vía Láctea y el cielo estrellado. Crédito: IAC.

EFE

Las Palmas de Gran Canaria —

Ahora mismo no hay tecnología para evitar la colisión inminente de un asteroide contra la Tierra y tampoco hay manera de responder de forma rápida si uno de esos objetos del espacio se aproximase, según Julia de León, investigadora del Instituto de Astrofísica de Canarias (IAC).

Julia de León destaca la importancia que tiene detectar con mucha antelación este tipo de objetos, que son restos de la formación de los planetas del sistema solar y están en el llamado cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter.

Esta investigadora, que tiene un tercer contrato postdoctoral y trabaja en el Centro de Astrofísica de La Palma centrada en estudiar la composición de los asteroides, asegura que durante los últimos tiempos en el IAC se ha puesto de nuevo el foco de atención en estos objetos.

Los asteroides se consideran potencialmente peligrosos para la Tierra si se aproximan a una distancia de unas veinte veces la distancia que hay entre este planeta y la Luna, y si tienen un tamaño superior a los 150 metros.

Cuando desde un telescopio se detecta un asteroide se hacen muchas observaciones del objeto para precisar su órbita y predecir se si acercará a la Tierra, en una labor en la que tienen mucha importancia los astrónomos aficionados, señala Julia de León.

Para poder reaccionar ante la llegada de un asteroide sería preciso detectarlo con mucha antelación y así poder prepararse, según la astrónoma, quien añade que hay bastante variedad en este tipo de objetos, si bien la gran mayoría son básicamente rocas como las que hay en la Tierra.

Los asteroides son restos de la formación de los planetas en las primeras etapas del sistema solar, por lo que se trata de objetos, que, debido sobre todo a la acción de Júpiter, pero también de Marte, no se agruparon para formar objetos más grandes.

Los más primitivos desde el punto de vista de su composición conservan más información de los orígenes del sistema solar que la que pueden aportar los más jóvenes, que tienen unos millones de años de antigüedad.

El cinturón de asteroides, entre las órbitas de Marte y Júpiter, alberga una población bastante estable de asteroides, de los que hay un buen catálogo, explica Julia de León.

Además, están los asteroides próximos a la Tierra, conocidos como neas, del inglés Near-Earth Asteroids, de los que es más complicado llevar un censo y que son más “peligrosos” debido a que no son tan estables sus órbitas.

Normalmente, los neas se originan en el cinturón de asteroides, y en esa región hay determinadas zonas en las que la gravedad de Júpiter influye mucho, de manera que provoca que los objetos pequeños se desestabilicen y salgan expulsados del cinturón.

Algunos de esos asteroides se pierden en el sistema solar, mientras que otros se acercan al Sol y se destruyen, y un porcentaje se aproxima a la Tierra, contribuyendo a la población de neas.

Este hecho no debe alarmar a la población, que debe estar tranquila, insiste Julia de León, quien comenta que los acercamientos de objetos más grandes son mucho menos frecuentes, dado que diversos mecanismos favorecen que los asteroides más pequeños sean los que se acerquen a las zonas de inestabilidad gravitacional citadas con anterioridad.

También se ha referido la investigadora al programa de Euronear, merced al cual el pasado año se detectaron desde los observatorios del Instituto de Astrofísica de Canarias cinco de estos objetos que no estaban catalogados.

El programa Euronear se puso en marcha en 2006 integrado por investigadores de varios países europeos para estudiar los asteroides próximos a la Tierra y, en particular, los potencialmente peligrosos.

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