Los vientos de hace 20.000 años pudieron llevar a África especies isleñas

José María Fernández-Palacios, catedrático de Ecología de la Universidad de La Laguna. EFE.

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Santa Cruz de Tenerife —

Investigadores de diferentes países intentan reconstruir el paleoclima de la Macaronesia para saber, entre otras cuestiones, si hace unos 20.000 años predominaban al igual que hoy los alisios o lo hacían los vientos del oeste, pues en este caso se explicaría el hecho de que en África aparezcan especies emparentadas con autóctonas de las islas, como por ejemplo los bejeques.

José María Fernández-Palacios, catedrático de Ecología de la Universidad de La Laguna, explica en una entrevista a Efe que este es uno de los asuntos que se trataron en tres talleres internacionales organizados por el centro docente en 2012 y cuyas principales conclusiones edita ahora el Servicio de Publicaciones de la institución en un libro digital.

El catedrático, que precisa que estos seminarios fueron financiados por el Campus de Excelencia Internacional, trataron sobre el paleoclima macaronésico, el impacto del cambio climático sobre el medio marino y la modelización del clima para finales del siglo XXI.

En el caso del taller organizado por su equipo, prosigue Fernández-Palacios, se aglutinó a los especialistas en el paleoclima de la Macaronesia, es decir los investigadores que intentan reconstruir el clima de esta región, norte de África y Península Ibérica desde el último ciclo glaciar, hace unos 130.000 años -el último interglacial Eemiense- hasta el Holoceno.

El grupo de investigadores de la Universidad de La Laguna trabaja fundamentalmente en el estudio del polen fósil, y los de otros centros estudian otros restos vegetales, los suelos fósiles y las paleodunas, los caracoles -pues analizando las conchas de los gasterópodos se puede precisar si el clima era frío, húmedo o seco- y los sedimentos en el fondo marino que permiten reconstruir la intensidad de los vientos y las corrientes marinas en el pasado.

Del encuentro científico la primera conclusión es “que hay un agujero de conocimientos brutal” sobre el paleoclima en esta zona, que es “un gran desconocido” y que incluso acerca del Holoceno -los últimos 11.000 años- se plantean dudas “razonables de cómo fue. Queda muchísimo por hacer y cuanto más atrás se va, más incertidumbre hay”, explica el catedrático de Ecología.

Canarias es una de las regiones de las que más conocimientos se tiene y una de las aportaciones de los científicos es que el clima en el Holoceno fue bastante variable y a diferencia de los que se pensaba, se alternaron bastantes períodos secos con húmedos.

De hecho en la reunión científica se presentó un trabajo en el que se muestra por primera vez cómo se ha detectado en Canarias el fin del Período Húmedo Africano, un evento del Holoceno que terminó hace aproximadamente unos 5.500 años cuando se pasó de una situación más húmeda a otra más seca, lo que posiblemente tuvo que ver con la desertificación del Sahara.

Se pensaba que en las islas este evento no se había percibido por el efecto atemperador del océano y sin embargo, se ha apreciado un cambio en la composición florística de la laurisilva en La Gomera, con la desaparición de especies propias de ambientes más húmedos y la aparición de otras de ambientes más secos.

Pero una de las grandes incertidumbres en este ámbito es el papel de los alisios en el último máximo glacial, hace unos 20.000 años, pues no se tiene la certeza de si estos vientos existían, estaban debilitados o reforzados.

Si existían podrían indicar que había el mismo patrón de dispersión que en la actualidad, pero si los que predominaban eran los vientos del oeste, que soplan a latitudes más altas, se explicaría por qué especies canarias pasaron al continente, lo que se conoce como “retrocolonización”.

“Hay muchas especies en el continente cuyos ancestros tienen su origen en la Macaronesia, como por ejemplo indica la presencia de bejeques emparentados con los canarios en Marruecos, Etiopía y Kenia”, detalla el investigador.

Los científicos tratan de arrojar luz para saber cómo era el clima y la vegetación en un período próximo a la llegada de los humanos a las islas macaronésicas y que, en el caso de Canarias, les supuso encontrar un ecosistema absolutamente desconocido y diferenciado del norte de África.

“Tratamos de reconstruir cómo fueron las islas en el pasado porque su aspecto, su superficie, aislamiento y altitud cambiaron con las transgresiones y regresiones marinas ligadas a las glaciaciones y hay que estudiar en qué medida estos cambios pudieron influir en los patrones ecológicos y evolutivos que observamos en la actualidad”, explica el catedrático de Ecología, que alude a las paleodunas y paleosuelos de Lanzarote y Fuerteventura como un “archivo” en el que quedaron registradas épocas húmedas y secas.

En el seminario se expuso además el dato de que gasterópodos marinos ya extinguidos en Canarias, y de los que se han encontrado fósiles, perviven en Senegal y Cabo Verde, lo que demuestra claramente que en el pasado las aguas del archipiélago canario eran más cálidas.

Los investigadores prevén publicar un trabajo a modo de revisión del conocimiento existente sobre el paleoclima de la Macaronesia, un asunto que también se abordará en el Primer Congreso de Internacional Biología Insular que se celebrará en julio en Honolulu (Hawai) y del que el catedrático José María Fernández-Palacios es uno de los organizadores.

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