Buscando algo para su hermano

José Manuel Soria se ha ganado a pulso la fama de recolocar a su gente, la damnificada por su expulsión del Gobierno de Canarias. Dice Carmelo Ramírez que ya va por treinta, y no nos extraña, porque entre los quince que tiene ya en el gabinete de prensa del Cabildo y los que ha ido soltando por esos lares y polígonos, la cifra se da un parecer. Pero sigue faltando su hermano Luis, el ex consejero que nunca tomó una decisión sin consultar, durante esas relajantes sesiones vespertinas en Tafira, con el profeta de la derecha canaria. Luis Soria se recupera del mazazo que supuso su expulsión del Gobierno, con lo bien que lo estaba haciendo con el gas, los tendidos eléctricos, el concurso eólico... y no se merecía una salida así. Por eso, en algunos círculos peperos se hacían chanzas estos días acerca del empeño soriano en nacionalizar la electricidad, una extravagancia sólo justificable por un subidón fraternal de recolocación. Ya no puede ser Iberdrola porque se adelantó Zerolo, pero puede ser algo de Luis de Guindos, tipo Mas 1.