Cosas que no debía saber Juan Reyes

Hay que ver lo que da de sí una investigación judicial, señoras y señores. Ahora va y resulta que lo que le venimos contando estos dos últimos días acerca de los veinte millones de las antiguas pesetas que una mano amiga entregó en dos plazos a otras tantas manos amigas de Guillermo Reyes está relatado con todo lujo de detalles en el primer folio del primer tomo del caso Doramas, cuyo secreto ya ha sido alzado. Ditoseadiós. Con detalles tan prolijos que asustan, con nombres y apellidos tan sonoros y conocidos que tenemos que lanzar al viento la pregunta de la semana: ¿sabe Juan Reyes, el hermano de Antonio y Guillermo, en lo que éstos andaban metidos aquellos convulsos años de 2003 a 2007? Cuando lo llamaban a él para que ejerciera de hermano serio, ¿sabía a ciencia cierta cuáles eran los orígenes de lo que le decían? Porque si utilizaban entre los hermanos el mismo lenguaje críptico detectado por la Policía en las intervenciones telefónicas, mucho nos tememos que no estaba don Juan al corriente. Y puede que siga sin estarlo. Por cierto, ¿cómo es posible que Guillermo Reyes y los suyos fueran tan cuidadosos con los teléfonos hasta límites cuasi obsesivos desde el primer día que se ordenaron las intervenciones? Y sus abogados quejándose luego de las noticias que aparecían en prensa.