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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Diario de campaña: El último debate

El candidato por Las Palmas al Congreso de los diputados y actual ministro de Industria, José Manuel Soria, en el debate de RTVE

Carlos Sosa

A José Manuel Soria le pusieron este jueves en Televisión Española en Canarias la alfombra roja reservada para las grandes ocasiones. Es el amo y señor de la casa e hizo valer sus prerrogativas. Los representantes de varias de las fuerzas políticas que participaron en el último debate electoral de esta campaña se quejaron sin éxito ante el trato de favor dispensado por la dirección de TVE al señor ministro: se adaptó el horario de grabación a su agenda, se consintió que su jefe de prensa estuviera en el plató (a los demás se les mandó a una sala aparte) y se le permitió que cerrara el turno de intervenciones previo a la petición de voto a pesar de haberse fijado por sorteo que lo debía hacer el candidato del Partido Socialista, Sebastián Franquis. Nada nuevo bajo el sol, especialmente la creencia de que comportamientos así puedan ser rentables para quien los capitaliza. Los nueve segundos que le permitieron emplear in extremis los aprovechó el candidato del PP para dejar nuevamente sin responder la eterna pregunta de Franquis (“contésteme, señor Soria, ¿por qué fueron apartados de sus puestos los policías que investigaron las tramas corruptas del PP en los casos Faycan y Góndola?”). El señor ministro no le contestó, prefirió señalar a la candidata de Podemos para afirmar ufano que “la única persona que hay aquí investigada por la Fiscalía es esta señora”. Precioso. De este modo tan elegante y tan propio de quien lo escenificó, Soria dejaba sin contestar la recurrente pregunta de Franquis y revelaba el terror que se ha apoderado estos últimos días de campaña en su partido: las encuestas en su poder revelan que Podemos se ha aupado a la segunda posición, levemente por encima del PSOE, al tiempo que Ciudadanos parece sufrir un desinfle que impediría un acuerdo de derechas a partir de enero. La consecuencia, al decir de un portavoz del PP no identificado por Europa Press, es la posibilidad de un pacto “de súper rojos”. Toma ya.

 

 

 

Más leña al PP

Como ha sido habitual en los debates celebrados en esta campaña en Canarias, o al menos en aquellos a los que acudió Soria, la mayor parte de las críticas fueron dirigidas al Partido Popular, al fin y el cabo es el que gobierna y al que las encuestas le dan ganador. Soria, también como es norma, se defendió atacando. Cuando la representante de Ciudadanos, Melisa Rodríguez, experta en renovables, le reprochó el impuesto al sol (gravamen contra el autoconsumo energético), le pidió que le explicara qué cosa era esa. Ante la respuesta hábil de la palmera, le dedicó una de sus agresivas miradas, respondida con un “no me mire así, que parece que me está intimidando”. Y en la réplica, creyendo que la iba a aplastar con argumentos técnicos, se llevó un zarandeo de Rodríguez sin remisión. Mientras, el representante de Izquierda Unida, Francisco Hernández, incapaz de ceñirse al tiempo establecido, se enfrascaba en las fracasadas prospecciones petrolíferas reclamando de Soria –al que llamaba José Manuel y tuteaba- que pidiera disculpas a los ciudadanos, lo que era contestado por el amigo de Repsol con la misma exigencia: disculpas por el alarmismo creado con los trabajos de la petrolera. Mientras, al representante del PP parecía haberle tocado esta vez un chorro de aire acondicionado sobre la cabeza porque sus carraspeos fueron constantes, especialmente cuando intervenía su vecina de butaca, la candidata de Podemos, Victoria Rosell. “Este país tiene muchos desequilibrios sociales, por eso es importante que siga gobernando Mariano Rajoy”, resumió sus propuestas en bienestar el candidato popular. Y lo bordó cuando dijo que “el contrato único equivale al despido libre”, lo que animó al resto de candidatos a una reprimida carcajada.

 

Corrupción: la bicha

En el tramo final del debate de TVE-Canarias empezaba a asomar la traca de fin de fiesta que se aproximaba. Tocaba hablar de corrupción, terreno en el que todos los partidos políticos presentes se movieron con solvencia (incluido Soria con los logros de su partido), excepto Ana Oramas, que se equivocó pensando que ya le tocaba el mensaje final y se saltó su turno sobre la espinosa excepción. Habló de REF, de tomates y de pesca, lo que le vino de perlas al ministro de Industria para hablar del REF (la gente lo para por la calle para hablar del REF) o de lo bien que lo ha hecho en el Parlamento Europeo Pablo Matos. Pero cuando Victoria Rosell (Podemos) lo retomó de manera cruda, afloró el asesoramiento al chavismo, “el problema más grave de corrupción que tiene España”, ironizó la magistrada en excedencia. Acorralado por los ataques de todos, el señor ministro sacó el comodín de la fiscalía: “La única persona aquí presente que está siendo investigada por la Fiscalía está aquí y se llama Victoria Rosell”. Justo el día en que se producía una segunda resolución del Tribunal Superior de Justicia de Canarias criticando las prisas que se dio el Ministerio Público por sacar de la Ciudad de la Justicia la queja ante el Poder Judicial antes de que se les chafara la confabulación. Rosell terminó llamándolo “cobarde” y reiterándolo a pesar de la orden que el ofendido le dio: “Retírelo”.

 

Tapando vías de agua con los dedos

Parece que las cosas se han complicado en el tramo final de campaña para Coalición Canaria con la apertura de viejos litigios judiciales por corrupción y la irrupción brutal de un feo asunto que amenaza con hacer aflorar el contenido de las alcantarillas del Ayuntamiento de La Laguna. La denuncia ante la Fiscalía Anticorrupción de dos concejales socialistas en la ciudad sobre el mantenimiento en nómina de un funcionario en prisión va camino de destapar unas prácticas conocidas y consentidas muy propias de organizaciones mafiosas que podrían estar relacionadas con otros sucesos muy feos como aquel intento de secuestro de una concejala del Partido Popular para evitar una moción de censura a la alcaldesa Oramas en 1999. Por si no fuera poco ese hedor que impregna algunas históricas paredes de la ciudad patrimonio de la humanidad, la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife acaba de dejar visto para sentencia el primero y más nimio de los juicios de la inmensa trama de corrupción que es el caso Arona. Es más que probable, a la vista de lo ocurrido en la sala, que el ex alcalde González Reverón se lleve su primera sentencia por esta causa, acumulable a la que ya tenía por enchufar a dos trabajadoras y que le obligó a apartarse a regañadientes de la alcaldía. Para la posteridad han quedado esos vídeos en los que se ve a Ana Oramas, entre otros dirigentes de Coalición Canaria, defendiendo la honradez de Berto González Reverón ante lo que alguno llegó a calificar de maquinación de todo el orbe en contra de un tipo que sólo se partía la espalda por su municipio. Es evidente que la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife no atiende a las consignas de otros colegas vecinos y celebra juicios contra destacados políticos de destacados partidos locales cuando toca, y no en previsión de posibles efectos electorales colaterales. Y a estas realidades sumemos por último –de momento- la decisión del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife de ejecutar, por fin, una de las sentencias que pesan sobre la maltrecha playa de Las Teresitas, la del derribo del Mamotreto de Perrault. Ya parece haber calado entre la autoridad competente, pese a costosísimas y elaboradísimas campañas en contra, la ilegalidad de la construcción, y lo inútil y melancólico que han resultados los esfuerzos por tratar de aparentar que lo ilegal era la sentencia que ordenaba la entrada de la piqueta. En este escenario tan grotesco, con un partido manchado por casos de corrupción del pasado (y con la amenaza de alguno en el presente) resulta muy poco edificante ver a Ana Oramas haciendo entrecomillados en el aire para atribuir a nuevos adversarios políticos comportamientos poco éticos.

 

Manda Coalición Canaria

Los episodios que se están viviendo estos días en el Ayuntamiento de La Laguna no invitan desde luego a creer en la vieja política. Que el alcalde, José Alberto Díaz, haya destituido a su socio del PSOE Javier Abreu de la vicepresidencia de Teidagua (la empresa mixta de gestión del abastecimiento de agua en el municipio) en venganza por los continuos desplantes que le propinaba, o por la denuncia ante la Fiscalía por el asunto de las fosas sépticas arriba mencionado, no ha hecho otra cosa que emponzoñar aún más el ambiente lagunero y conducir a su Ayuntamiento hacia la ingobernabilidad más indeseable. El asunto continuará enquistado hasta que pase esta accidentada campaña electoral, pero de momento nos quedamos con la confirmación de que Coalición Canaria tiene la manija del Partido Socialista Canario. Es Coalición Canaria la que pacta con Ferraz, la sede federal socialista, la defenestración de Javier Abreu, al que le tienen muchas ganas en las alturas del PSOE; es Coalición Canaria la que, en una cena el miércoles pasado, trata de arreglar el problema ofreciéndole un puesto en el Gobierno de Canarias, y es Coalición Canaria la que decide, en tal caso, qué concejala socialista debe sustituirle en la empresa mixta del agua lagunera. Cuando los aspirantes a sustituir a José Miguel Pérez y todos los demás críticos del orbe reprochaban al actual secretario general que el PSOE estuviera desdibujado en el anterior Gobierno de Paulino Rivero, realmente no sabían que iban a ser capaces de superar cualquier previsión. Rendido y desarmado el ejército rojo, las tropas nacionalistas han alcanzado todos sus objetivos. No hay PSOE.

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