Don Pepito invoca el Fuero de los Españoles (1945)

Soria se lo advirtió en una de sus visitas institucionales cuando era vicepresidente del Gobierno: “Cuidado, don José, que las reservas se agotan”. El ilustrado consejo se produjo en 2009 en el marco de una conversación en la que el ilustre editor, director y propietario de El Día, de una tele y de una radio (sin autorización administrativa) se quejaba amargamente a su admirado líder del PP de lo mal que andaban ya por entonces las cosas. A una pregunta de cortesía del por entonces consejero de Economía y Hacienda (“¿cómo van las cosas?”) José Rodríguez Ramírez le contestó que “tirando de las reservas”. Soria, tras advertirle del riesgo que corría, le aconsejó ajustar el gasto, a lo que don Pepito replicó anunciando trece despidos de una plantilla de 130 trabajadores. La cosa ha ido mucho peor para Editorial Leoncio Rodríguez, que ha dado por finiquitadas sus reservas y ya ha ejecutado un par de ERES y recortado las pagas a sus trabajadores, lo que le ha acarreado alguna que otra derrota judicial. Como la conocida este lunes por un auto del Tribunal Supremo que le obliga a abonar la paga de beneficios que el intrépido editor suspendió unilateralmente en 2011 tras no alcanzar un acuerdo con su comité de empresa. Lo llamativo de la resolución del alto tribunal no es que ratifique una sentencia del TSJC en igual sentido, sino las explicaciones que ofrece al negar al recurrente la aplicación del Fuero de los Españoles de 1945 en su intento por reclamar unificación de doctrina. Pretendía el nostálgico empresario agarrarse a la sentencia de primera instancia que le dio la razón olvidando que el Fuero de los Españoles quedó derogado con la Constitución y que aquella “paga de beneficios” de los otros tiempos no responde exactamente a su nomenclatura, sino que es una extra más pagadera en marzo cuyo importe se obtiene aplicando el 8% sobre lo percibido por cada trabajador el año anterior. Felicitamos a Comisiones Obreras por este éxito judicial que, desgraciadamente, fortalece la animadversión de don Pepito hacia los trabajadores y hacia la Justicia española.