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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

¿Exceso de información o juez excesiva?

Que los burros vuelan en la Judicatura no es frase nuestra, ni pretendemos atribuírnosla. Vuelan en todas direcciones, unas veces más panzudos que otras, a ras del suelo o a altitudes inalcanzables para el común. Nunca vuelan al gusto de todos, es verdad, pero lo realmente difícil es verlos volar a disgusto de todos. Uno de esos burros majaderos, de los que nadie se explica de dónde salió, saltó este miércoles las bancadas de un juzgado, tropezó con vetustas paredes de Vegueta, tiró al suelo en su despegue a tres periodistas y se echó a volar de modo errático y sin rumbo conocido en medio de una espesa calima. Había salido rebuznando del interior del Juzgado de Primera Instancia número 11, sito en el Palacio de Justicia de Las Palmas de Gran Canaria. Su titular, Margarita Hidalgo, soltó uno de sus cada vez más celebrados exabruptos jurídicos para prohibir la entrada de público (y otras gentes de mal vivir, vulgo periodistas) en un juicio de media hora en el que se dilucidaba si un ciudadano había vulnerado el honor de otro ciudadano, si Francisco Benítez Cambreleng había faltado el respeto a José Manuel Soria al decir que Carlos Sánchez (o sea, un tercero), le había ofrecido 600.000 euros por callarse la boca o, en el peor de los casos, hablar en favor del PP en los juzgados. La juez dijo que pretendía evitar un “exceso de información”, atribución que se tomó sin que nadie se lo pidiera. Porque ni siquiera Soria solicitó que el juicio fuera a puerta cerrada, con lo que le gusta a él un numerito y contarlo por su Blackberry.

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