Galácticas reflexiones del Niño Bravo

Hay cosas del alcalde de Santa Brígida que nos gustan, y como nos gustan, las destacamos. Lucas Bravo de Laguna se confesó ante nuestro compañero de La Provincia Juanjo Jiménez fanático seguidor de La Guerra de las Galaxias y todas sus sagas, lo que le sirvió para expresarse en la jerga correspondiente ante la mayoría de las preguntas. Sólo en dos lo apreciamos al hombre pensativo y meditabundo, con pocas ganas de vacilón. Una de ellas fue cuando, cuestionado por la corrupción, contestó que “un imputado debe dimitir si está clara la evidencia y la gravedad de su delito”, lo que lo convierte en el primer dirigente del PP de toda España que no exige una sentencia firme, con cuño y póliza de cinco duros, para que el imputado en cuestión asuma sus responsabilidades políticas. Muy bien, don Lucas. La segunda cosa seria que dijo fue reconocer que había metido la pata con el Club de Lectura Drago de Sataute, al que exigió informarle de los nombres de las personas y de los libros a tratar antes de darle permiso para usar un local del Ayuntamiento. Si no fuera porque su metedura de pata duró 48 horas, con remache sobre remache (“es que son unos rojos”, dijo al aventarse su cacicada), casi estaríamos por aplaudir su rectificación, pero fue tardía y seguramente muy marcada por el periodo tan electoral que vivimos.