Hablando de timos

Mauricio llama “timo” -creemos- a la misma cosa que anuncia de los acuerdos entre socios, pero sólo lo aprecia en lo que hemos descubierto y que les ofrecemos hoy en torno a empresarios tinerfeños que tienen firmado un apaño con Cepsa. Cometieron un error unos pánfilos y se les coló un contrato comprometedor entre la documentación de la ampliación. Ese patinazo ha servido a Mauricio como excusa perfecta para parar esta primera ampliación, cuando la realidad es que ha detectado la presencia de elementos incontrolados. Por ejemplo, sabemos del interés de empresas como Beleyma, Jaime Cortezo, Cita, o de personajes tan conocidos como Juan Carlos Becerra, que concurre a través de empresas familiares. A eso llama timo el camarada, al que quizá convendría recordar el cabreo que todavía debe andar digiriendo el ciudadano Botín, dueño de Veneguera, que le pagó un viaje a todo trapo a Nueva York para enseñarle proyectos para ese barranco, y como lo descubrimos en este periódico, regresó y la armó hasta que el Parlamento lo protegió más de lo que estaba (al barranco, que no a Mauricio). Lo de la estampita es de game boy comparado con lo que dice Botín.