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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

La Laguna: hasta el final hay señas

Pleno del Ayuntamiento de La Laguna en julio de 2014.

Carlos Sosa

A sus 62 años (muy bien llevados, por cierto) Antonio Alarcó, del Partido Popular, presidirá la mesa de edad que dirigirá este viernes el pleno de constitución de la nueva Corporación de La Laguna. Pero no será ésa su única actuación estelar. Todo se desarrollará a partir de las once de la mañana, momento en el que se detendrá dramáticamente la política de Canarias para comprobar si la humillación asumida por el Partido Socialista se marca un alivio, si el pacto con Coalición Canaria es a prueba de bombas, si se abrirá paso el síndrome de La Palma o si, en una carambola que se lleva practicando desde hace semanas, sus adversarios se ponen de acuerdo y mandan a CC a la oposición,haciendo alcalde a cualquier otro que no sea el nacionalista José Alberto Díaz. En el mundo del toreo se emplea para situaciones de este tipo la expresión “hasta el rabo, todo es toro”. Como aquí no hay toros (gracias a Pérez-Camacho, bueno es recordarlo) nos remitimos a una norma básica del juego del Envite: “Hasta el final hay señas”. La emoción se acrecienta con la decisión tomada por los grupos municipales de que la votación para la elección de alcalde sea secreta, pese a la oposición del partido más votado, CC. Estos que les contamos ahora son los escenarios que pueden darse este viernes:

Escenario 1: El PSOE cumple las órdenes de Patricia

A última hora de la noche de este jueves era la opción más probable. Javier Abreu, secretario general del PSOE lagunero y candidato a la alcaldía en mayo pasado, cumplirá con la disciplina de su partido y, cómo él mismo se ha encargado de remarcar estos últimos días, “con las órdenes de Patricia Hernández”. Será una decisión dura porque con ella no sólo se traicionará la voluntad popular de formar un gobierno de izquierdas en La Laguna, sino que se frustrará el deseo de toda la oposición de retirar a CC del poder tras veinte años. “Acatamos la decisión pero no la compartimos” es el mantra que los dirigentes socialistas laguneros repiten por todas las esquinas para justificar su postura de este viernes: sumar sus cinco concejales a los siete de CC y formar un gobierno en minoría que a partir del lunes tendrá que empezar a negociar los grandes asuntos de la ciudad. El PSOE ampliará el poder que tenía en el anterior mandato, con Fernando Clavijo como alcalde, sumando a las áreas que ya ocupaba otras que la prensa del régimen se ha encargado de amplificar: la gestión de la Noche Blanca, la perrera y las fiestas, excepto las patronales de la ciudad, que tampoco hay que pasarse de dadivosos. CC no soltó Vías y Obras, como dejó claro desde el minuto uno del proceso negociador. Sería, de producirse, un mandato muy tormentoso porque se ha iniciado –como en otras esferas del acuerdo entre CC y el PSOE, desde la máxima desconfianza entra las partes en presencia. Cada partido se enrocará en sus concejalías y en sus presupuestos, siempre con la necesidad de recabar de la oposición los votos necesarios para los proyectos más destacados.

Escenario 2: Abreu alcalde con el apoyo de casi todos

Hasta este mismo jueves este escenario era el más probable: todos los partidos políticos de la oposición (PP, Nueva Canarias, Unid@s y Ciudadanos) se habían puesto de acuerdo para hacer alcalde a Javier Abreu, del PSOE, incluso en el caso de que este cumpliera con la disciplina de su partido y votara al candidato nacionalista. Intensísimas negociaciones a varias bandas se sucedieron durante días a partir de una idea de la líder local de Ciudadanos, Teresa Berástegui, que se perfila como una política con amplio recorrido futuro. Su partido no puede apoyar a un alcalde nacionalista, y en esa consideración no sólo ha encasillado al número uno de CC, sino también Santiago Pérez (por presentarse por Nueva Canarias, porque este de nacionalista tiene lo que tiene de pelúo) y el número uno de Unid@s, Rubens Ascanio. Descartado también Antonio Alarcó, del PP, que no podría ser apoyado más que por Ciudadanos, sólo quedaba a la oposición la opción Abreu. Pero este mismo jueves las bases (o como se llamen) de Unid@s decidieron que para candidato el suyo, Rubens Ascanio, y que sólo a ese deben votar este viernes sus concejales. Pero la pérdida de esos seis votos podría contrarrestarse con alguna fuga de cuatro concejales, bien del PSOE, o bien de Unid@s, porque bastaría con 13 para frustrar la elección de José Alberto Díaz. Demasiadas variables para ser una fórmula realizable.

Escenario 3: Abreu alcalde votándose a sí mismo

A Javier Abreu le han pedido por activa y por pasiva sus compañeros del ala izquierda de la Corporación que se deje de “perfeccionismos” y rompa por una vez con los corsés de su partido, el PSOE. Es decir, que se vote a sí mismo este viernes. Sus cinco votos, sumados a los cuatro del PP, los tres de Nueva Canarias y los dos de Ciudadanos, serían suficientes para la mayoría absoluta. Al día siguiente habría que empezar a componer un gobierno en el que no podría estar el PP (por prescripción federal) pero sí Unid@s y Nueva Canarias, lo que daría de sobra. Pero Abreu se ha negado, al menos hasta el momento de redactar este análisis. No quiere quebrar la disciplina de su partido ni que alguien pueda alguna vez acusarle de ser el responsable de la hipotética ruptura del pacto regional con Coalición Canaria. A esa posición le han respondido decenas de veces con el síndrome de La Palma, es decir, el protagonizado por Anselmo Pestana, hoy presidente del Cabildo, y cinco de sus consejeros del anterior mandato. Fueron todos ellos expulsados del PSOE por pactar con el PP tras haber sido injustificadamente expulsados del gobierno insular por su socio, Coalición Canaria. Pero fueron finalmente readmitidos gracias a las presiones que ejercieron, entre otras personas, la actual candidata a la Vicepresidencia del Gobierno, Patricia Hernández. ¿Echaría el PSOE a Javier Abreu por una indisciplina en La Laguna después de haber soportado de su socio, CC, deslealtades peores en el Ayuntamiento de Santa Cruz, en Puerto de la Cruz, en Arico, en Granadilla, en Tuineje…? ¿De verdad se rompería el pacto regional por perder CC La Laguna?

¿El PP votando a un socialista?

Seguro que ha sorprendido a nuestros lectores la posición del PP en varias de estas posibilidades laguneras. Resulta difícil imaginarse a ese partido apoyando a un alcalde socialista y no exigir a cambio entrar en el gobierno municipal que a continuación se forme. Esto, como casi todo en política, tiene su explicación. O sus explicaciones, mejor dicho. La primera, ya comentada aquí, es esa pulsión de cambio que reclama el votante lagunero, que ha reducido a CC a tan solo siete concejales. La segunda es algo más perversa porque consiste en el interés del Partido Popular regional de meterle al pacto entre socialistas y nacionalistas una bomba en medio de un lugar tan carismático para estos últimos como La Laguna. El PP tiraría la piedra y escondería la mano y esperaría agazapado acontecimientos posteriores. Porque tanto en el caso de que José Alberto Díaz gobierne en minoría con el PSOE como que lo haga Javier Abreu con los concejales del segmento progresista, el mandato dura cuatro años y las mociones de censura han sobrevivido a todos los cambios legislativos de estos últimos tiempos. La pérdida de La Laguna sería para CC, y particularmente para Fernando Clavijo y Ana Oramas, casus belli, la coartada perfecta para poner a los socialistas de Patricia Hernández en remojo y ejecutar sin disimulo su plan de pactar con el PP (con permiso de Casimiro Curbelo) sobreponiéndose a las divisiones internas que tal decisión podría acarrear. La legislatura canaria no podía comenzar más inestable.

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