🎙 PODCAST | El último giro de Pedro Sánchez: claves de una decisión arriesgada
El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora
Tienen razón los que reprochan al poder portuario tradicional haberse convertido en un factotum que parecía intocable e inamovible. Los empresarios no han hecho otra cosa en décadas que aprovecharse de las debilidades de sucesivos presidentes de la Autoridad Portuaria, más dados a transitar que a hacer, más dados a quedar bien con los unos y con los otros que a ejercer. Esa desidia ha servido tradicionalmente para fortalecer posiciones e influencias hasta que, de repente, llega un presidente de la Autoridad Portuaria que se limita -nada más y nada menos- que a cumplir con la ley. Porque no es heroico ponerse a aplicar estatutos de empresas y acuerdos entre operadores y Administración, como no es heroico exigir que los beneficios empresariales se obtengan de los riesgos de cada cual. De nada sirve ahora a los empresarios rescatar actuaciones de Luis Hernández, titular que fue en nombre del puerto del 51% de las acciones de Sestiba, con cuya autoridad compraba palcos en el nuevo estadio o financiaba becas de la Universidad. La empresa sigue siendo un coladero en detrimento de lo público y reprochar esas actuaciones no lo va a resolver.
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