Nombró la bicha

Bill Clinton dijo este lunes en Tenerife que hubiera preferido visitar campos eólicos que jugar al golf en Abama, la más lujosa urbanización turística de Canarias y parte de Europa y África. Fue una de las excentricidades que se permitió ante sus anfitriones, que lo único que querían era agradarle. Luego, más en el terreno de lo involuntario, Clinton fue todavía más cruel con su auditorio cuando dijo que la solución para Canarias (y otras partes del mundo) está en admitir la inmigración como un fenómeno enriquecedor, no como un problema. Y ahí nombró la bicha porque, como habrán detectado nuestros lectores, no está Tenerife para mucho inmigrante, ya que fue precisamente a raíz de la llegada de un barco negrero a sus costas con 227 subsaharianos, cuando Adán Martín fue corriendo a ver a Zapatero para pedirle patrulleras. Clinton ha dicho cosas agradables de oír, pero hay que escuchar las otras también.