Persecución, dice

Dimas Martín y los suyos están desaprovechando magníficas oportunidades para dignificar un poco la vida política canaria. Una vez constatado que sus socios le han tomado el pelo por delante y por detrás y no han cumplido con la imposible promesa del indulto, lo mejor ahora es dimitir y solicitar el ingreso voluntario en prisión. Previamente, claro, habría de celebrarse una fantástica rueda de prensa en la que el líder del PIL pueda explicar con detalle el alcance de los acuerdos con el PP y con CC, el nombre de las personas que le prometieron el indulto, día, hora y lugar de esos ofrecimientos. Y, sobre todo, contraprestaciones pactadas. Lejos, muy lejos, de esas fantasmadas relativas a culpar de todo al PSOE, porque que sepamos, no fueron Alemán, ni Saavedra ni Spínola los que compraron a un concejal vaya usted a saber para qué negocios.