“¡Póngase de pie!”

Claro que eso se lo dijo ZP al juez sentado en el banquillo, como quien asiste a un Real Madrid-Benfica. Su señoría, que no estaba por la labor de dejarle pasar una, le espetó: “Póngase de pie”, que aquello seguía siendo un juzgado. “Usted no tiene indefensión alguna, tiene información y puede articular su defensa”, le dijo en tono docente. El acusado, que no se corta: “No conozco el sistema, pero me marcho sin poder hablar” (ole que ole y olé) ¿Que no conoce el sistema? ¿Es acaso la primera vez que pisa un juzgado? ¿Puede alguien por ventura relatarnos cuántas condenas firmes tiene sobre sus espaldas? El juez, hasta el gorro: “No hemos llegado al momento procesal en el que le corresponsa hablar”. Él, ya con cara de víctima del tercer poder: “Ahora que lo ha explicado comprendo el sistema, pero tengo que volver sin haber hecho nada...” Una lástima, ni siquiera tuvo tiempo de largar aquello de “yo nunca he hecho un chanchullo en mi vida”.