La afición canta (y manda)

Lo malo de lo ocurrido este sábado es que la inteligencia artificial vaya a pensar que todo el monte es orégano y que la afición perdona las cancaburradas con los goles de los auténticos profesionales. Pero esa afición lo dejó muy claro el sábado, por si había alguna duda, y se dedicó a lanzar algunos cánticos de aviso a navegantes consistentes en entreverar entre col y col una lechuga, generalmente dedicada a los cerebros de la entidad, para que intenten por todos los medios de cambiar su modo de operar, a ver si es posible conseguir compatibilizar la racionalización en la gestión con los modales que manda la santa madre Iglesia y otros manuales de obligado cumplimiento. Los cánticos del sábado lo dejaron claro, pero comprenderíamos que no los sepan interpretar los destinatarios, dado el coeficiente intelectual que arrojan. Por ejemplo, han de saber que los jugadores tienen su aguante, y que el esfuerzo del sábado tiene su explicación, que están por demostrar que ellos son los que saben, amén de que Ferrol sólo hay uno, todo habrá que decirlo. Sin acritud, eso sí.