El ala mediterránea de Aznar

Frente a las cosas de Felipe, que siguen entusiasmando especialmente a la gente del PP, que se santigua solo con oír su nombre, nos encontramos a José María Aznar en Menorca leyendo las memorias de Churchill. La debilidad del actual inquilino de La Moncloa por lo británico debería hacernos reflexionar a todos, pero ese es otro cantar. En Menorca, isla pequeña y entrañable, Aznar lo ha revolucionado casi todo. Y sin querer, que es lo bonito que él tiene. Las naturales medidas de seguridad no han extrañado nada a los propios y a los veraneantes que coincidieron con el presidente. Lo que sí calentó los cascos del respetable (y no va con segundas) fue la parte sanitaria de la visita, de la que ya no cabe responsabilizar a la inigualable Celia Villalobos. Nos contó una turista canaria desplazada a Menorca que lo más que ha cabreado allí ha sido que en un pequeño hospital ya anticuado se haya reformado sólo una parte, sólo un quirófano... por si a Aznar se le ocurría ponerse pachucho. No es reprochable que el Estado cuide al presidente, pero podrían aprovechar para arreglar el hospital entero y así no habría críticas. Y nos ahorraríamos este malicioso comentario.