El año de Patricia Hernández

Ya es oficial. La primera mujer candidata a la Presidencia del Gobierno de Canarias iniciará la próxima legislatura convirtiéndose en mamá por primera vez, lo que significa que tendrá que hacer la campaña electoral embarazada de su primer hijo. Así lo comunicó este martes urbi et orbi Patricia Hernández después de pedir a algunos periodistas el lunes que esperaran por prudencia a que todos los exámenes médicos dieran los resultados positivos que finalmente han dado. La candidata del PSOE canario dará a luz el próximo mes de julio, el mismo en que nacerá el hijo de Susana Díaz, presidenta de la Junta de Andalucía y lideresa in péctore del PSOE federal para disgusto de Pedro Sánchez y de los que siempre han visto en él un relevo poco contaminado por el aparataje tradicional. A los efectos puramente políticos, en nada debe afectar el embarazo de unas candidatas en plena carrera electoral. Tendrán que apechugar con su condición de mujeres como lo han hecho hasta ahora en una sociedad en la que, como pueden comprobar, estar encinta es noticia. Si una campaña electoral es de por sí dura, ya podrán imaginarse lo que puede suponer para una mujer en ese estado, especialmente en Canarias donde es casi imprescindible tomar aviones para poder llegar a tiempo a los compromisos que se adquieran en cada isla en momentos como los que se avecinan. Pero no parece que a Patricia Hernández nada de esto la pueda amilanar, más bien al contrario. No será un problema que le quite el sueño como desde ahora ya se lo están quitando otras cuestiones que sí son puramente políticas, especialmente partidarias, y tienen que ver con los compromisos que se vio obligada a aceptar cuando asumió el reto de ser candidata regional del PSOE con el apoyo de la agrupación del sur, es decir, con el de los alcaldes del sur de la isla de Tenerife partiéndose la cara por ella del modo tan singular que lo hicieron.

Cachetadas por el segundo puesto

A tenor del número de diputados por Tenerife que tiene actualmente el PSOE y lo que dicen las encuestas, que en el mejor de los casos permitirían conservar ese resultado, y teniendo en cuenta que Patricia Hernández será la número uno y otra mujer la número tres, el único puesto de salida en esa plancha tiene muchos pretendientes. De él habrá de despedirse desde ya el actual viceconsejero de Presidencia y Justicia, Francisco Hernández Spínola, caído en desgracia en el entorno de la candidata, y que ni siquiera contaría para ese reto con su agrupación local, la de La Laguna. Desde el sur de la isla, los alcaldes presionan: desde Granadilla se apuesta por que esa plaza la ocupe Nicolás Jorge, secretario general de la agrupación local, y experto concejal con algunos disgustos pasados en la jurisdicción penal por licencias de obras que resultaron sospechosas para la fiscalía. Es un hombre de la máxima confianza de la candidata, el que amañó como ninguno los votos de los simpatizantes hasta hacer saltar todas las alarmas en Ferraz. Pero su peso específico en la organización insular lo debe poner en medida con el alcalde de Guía de Isora, Pedro Martín, que a su regreso forzado a la política municipal cuando su partido le dio a elegir entre Parlamento o Ayuntamiento, frustró las expectativas de su número dos, Héctor Gómez, el delfín que le debería sustituir en la alcaldía a partir de mayo próximo. Ahora lo quiere catapultar a la política regional y ha pedido a Patricia Hernández que lo convierta en su número dos. El tercero en discordia es el secretario general del PSOE de Tenerife, Manuel Fumero, alcalde de Vilaflor. Su liderazgo volvió a estar en remojo estos días al ser incapaz de alcanzar el cuórum necesario para que los acuerdos del comité insular del partido pudieran como mínimo escribirse en un acta. De cuarenta miembros, sólo se constituyeron allí seis personas: un poder de convocatoria ciertamente abrumador. Su imputación por un delito ambiental le imposibilita estar en las listas, a no ser que Patricia Hernández quiera quedarse colorada cada vez que públicamente afee a Fernando Clavijo presentarse de esa guisa a las elecciones presidenciales.

La hermana de Fraga

¿Y José Miguel Rodríguez Fraga? ¿No quiere el todopoderoso alcalde de Adeje colocarle a Patricia Hernández al número dos de su lista? Pues no, y no porque no le puedan faltar ganas de influir en la plancha completa, sino sencillamente porque está siendo más hábil que sus demás colegas de la agrupación sureña. Sabedor de las cachetadas que se cruzan para la segunda plaza y de la obligación de la lista cremallera, él ya ha dicho que quiere la tercera para su hermana Carmen Nieves, viceconsejera de Administración Pública en la consejería donde Paco Spínola se vio impelido a enchufarla para poder controlar aquel congreso insular de Tenerife que este mismo equipo le ganó a Javier Abreu, secretario general de La Laguna. La jugada es muy sibilina pero con un resultado demoledor para los intereses electorales del PSOE y, por ende, de Patricia Hernández. Porque que en dos de los tres puestos de salida aparezcan candidatos impuestos por sus padrinos del sur le obligaría a dar demasiadas explicaciones en la Ejecutiva Regional, que es la que a la postre deberá refrendar la lista que ella proponga. La primera explicación no sería necesariamente la de la extracción geográfica de los candidatos sino la querencia a pactos con el PP que precisamente por esa procedencia puede venir casi dada. Y la siguiente pregunta es de primero de Políticas: ¿esos candidatos tienen los votos que el PSOE necesita para que lo que se le viene encima no se convierta en batacazo?

Sin el área metropolitana

La respuesta a esa pregunta es conocida por la candidata socialista. Cumplir con sus compromisos personales con los alcaldes del sur de Tenerife se va a traducir en una pérdida evidente de votos. O como mínimo, en la ausencia de ventajas. Ninguno de los propuestos goza de un grado mínimo de conocimiento y de valoración entre el electorado. Pueden tener esas cualidades más acentuadas en sus respectivos ámbitos municipales, pero a la vista de los estudios históricos de respaldo electoral del PSOE en Tenerife, esos municipios de la zona sur apenas aportan valor electoral. Basta con repasar los documentos que maneja la Ejecutiva Insular que reducen a tan solo el 22% el aporte de votos que al Parlamento puede concitar la comarca Sur de la isla, frente al 33% del Norte y el 35,4% del área metropolitana. Una contribución que apenas varía para otras instituciones, como el Cabildo, que apenas rebasa el 25%. En ese histórico se refleja cómo ninguno de los municipios del sur sumaría más de 3.600 votos al Parlamento en el mejor de los escenarios, frente a los 17.000 que aportaría Santa Cruz de Tenerife o los 13.800 de La Laguna. Sólo el área metropolitana de la isla, cuya presencia en esa lista se vería reducida a la candidata número uno (que se supone que no ocupa plaza por esa cuota) aporta a unas elecciones autonómicas 33.500 votos al PSOE, 20.000 más que la comarca Sur que tanto quiere imponerle a Hernández. Pero es que, además de los compromisos contraídos, la candidata tiene que pensar en el día siguiente a las elecciones, en la conformación de un grupo parlamentario coherente y bien armado, que cuente con caras renovadas pero con músculo y hechura políticos que le permitan en cualquier escenario al menos no hacer el ridículo. ¿Está pensando en eso la candidata socialista? ¿Podrán los compromisos sobre la lógica? Se supone que alguien ya le debería estar sugiriendo la conveniencia de sumar donde están los que pueden darle ese empujón que ahora necesita.

Fuga de votos en el Parlamento

La cosa pasó desapercibida ese martes en el pleno del Parlamento de Canarias en el que se designaba a la senadora sustituta de Miguel Zerolo en representación de la Comunidad Autónoma y a la vicepresidenta de la Cámara en sustitución de Manolo Fernández, dos pérdidas irreparables para la política isleña en estos tiempos de tanto cataclismo presente y por venir. A Zerolo lo sustituirá desde ya María del Mar Julios, diputada por Gran Canaria, que no solamente fue respaldada por sus compañeros de Coalición Canaria sino también por el Partido Popular sin que hubiera necesidad ninguna. Para que vayan ustedes haciéndose una idea de cómo están siendo los arrumacos. Obtuvo la ex consejera y vicepresidenta 38 votos, con una fuga muy significativa de tres votos de gente de Coalición Canaria que prefirió votar en blanco. Porque en el salón de sesiones faltaban tres diputados (una del PSOE, uno del grupo mixto y otro del PP) y se registraron 19 votos en blanco (dieciséis del PSOE y grupo mixto y tres de Coalición Canaria). El PP, como se deduce, votó en bloque en favor de la candidata nacionalista, como hizo en su día respaldando a Miguel Zerolo en una votación en la que el PSOE votó a su candidato, Domingo Fuentes, y no absteniéndose, como dice la leyenda urbana. Pero si hubo una significativa fuga de votos alrededor de Mari Mar Julios, lo ocurrido con Cristina Tavío, candidata del PP a una de las vicepresidencias del Parlamento en sustitución de Manolo Fernández, fue más feo aún. Alcanzó 39 votos favorables, uno más que Mari Mar Julios, lo que significa que los 21 diputados de CC le prestaron su apoyo. Los 16 del PSOE y del grupo mixto (Nueva Canarias) votaron en blanco, pero sorprendentemente aparecieron en la urna dos votos nulos de otros tantos diputados del Partido Popular que prefirieron escribir sobre la papeleta el nombre de otra persona. Para colmo, el único diputado del PP que no se presentó a votar fue Miguel Cabrera Pérez-Camacho, que sí apareció en la Cámara acto seguido. Sus razones profesionales habrá tenido para no llegar a tiempo a tan solemne encumbramiento de quien podría despedirse del Parlamento a partir de ya; como seguramente tendrá razones de tipo político derivadas de que ya el PP tenía una mujer en la Mesa de la Cámara (Águeda Montelongo) y para sustituir al diputado por Tenerife Manuel Fernández bien pudo el partido haberle elegido a él o al otro barón en la lista, el magistrado en excedencia Emilio Moreno.