17 años para volver al principio

Sin olvidar la contribución que pudo haber hecho Javier Varona al caso Emalsa en la sentencia de 2008, donde se ocupó de dirigir la práctica de las pruebas periciales, podemos concluir tras la sesuda lectura de esa resolución y la que vuelve a emitir esa Sala en 2010, que Gómez Cáceres ha puesto el asunto en el más decepcionante kilómetro cero, como si no hubiera habido un solo recurso, un solo dictamen pericial. Tras diecisiete años de pleito, incluida la práctica de prueba en el propio tribunal, resulta muy llamativo que despache en 2010 las dos pericias que en 2008 eran literalmente “sobradamente fundadas con suficiente detalle y lujo de datos”, y pase a neutralizarlas afirmando que la prueba técnica no es válida porque la ingeniera que la hizo no era superior, y que la prueba económica no es determinante porque, remontándose a las bases del concurso, se acepta la posibilidad de que se adjudique la compra-venta de acciones de Emalsa a la oferta que no sea económicamente más ventajosa para la Administración. Entonces, ¿para qué hacer trabajar tanto a Varona, con unas sesiones con los peritos grabadas incluso en DVD? Pero si la sentencia de 2008 fue anulada por olvidarse de mencionar una prueba, ¿a qué vino revisar el proceso completo y remitirlo finalmente a la adjudicación de 1992?