Se arreglarán el lunes, ya verán

No sabemos exactamente la calidad del pegamento que les une, pero desde luego parece claro que resiste las más agitadas tempestades, las sacudidas sísmicas más altas en la escala de Richter y los más bruscos cambios de temperatura. El pacto entre José Manuel Soria y Paulino Rivero tiene fecha de caducidad mayo de 2011 y el presidente no parece dispuesto a romperlo antes porque considera que estas escaramuzas de su socio tienen una repercusión inapreciable. Los motivos de esa lectura, que parece incluso irresponsable, hay que buscarlos en los miedos de ATI en Tenerife, donde las sucesivas oleadas de encuestas predicen una pérdida importante de apoyos electorales en favor, principalmente, del Partido Popular. Pero echarlos ahora del poder no es rentable a juicio de los estrategas áticos, sobre todo porque saben que las cotidianas boberías de Soria sólo podrían reportarle algún rédito electoral en su feudo natural, Gran Canaria, donde CC es consciente de que no se va a comer una rosca. Pero ahora el que está cabreado de verdad es José Miguel Barragán, al que tendrán que calmar con tranquilizantes como tortillas de ahora hasta el lunes, día en que se reunirán los socios del pacto para arreglarlo todo una vez más. El escándalo, sin embargo, empieza a ser vergonzoso y a afectar a la gestión de una Comunidad Autónoma que lleva meses parada.