Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Una declaración por las ramas

La declaración de Santana Cazorla fue claramente amarrategui, por emplear un término muy futbolístico que viene a significar que estuvo conservador, tratando de preservar el empate a cero con el que entró en la Sala de lo Civil y Penal del TSJC. Cualquier cosa que pudiera ir más allá de lo meramente enunciativo podía suponerle dar los tres puntos al contrario y acarrearle serios problemas que le condujeran a salir de allí como imputado en relación con alguno de los delitos que se atribuyen a José Manuel Soria y Manuel Fernández. Pero tuvo que desmarcarse inmediatamente de este último imputado porque lo contrario podría salpicarle irremediablemente. Y lo tenía fácil: cuando Santana Cazorla llegó a Anfi, Fernández ya estaba allí ejerciendo de consejero delegado, de director general o de apoderado. Pero siempre de persona de la máxima confianza del empresario Björn Lyng. Por eso se sacudió de encima cualquier responsabilidad relacionada con sus gestiones ante las administraciones públicas, incluso aquellas en las que Fernández le acompañaba como hombre que se maneja bien en los despachos de la Comunidad Autónoma.

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