Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

La emoción que es mucha y hermosa

Les contamos por tercer día y último, lo que aconteció en esa celebración de los veinte años de Estatuto de Autonomía ocurrida en el Parlamento canario de Santa Cruz de Tenerife. Les prometimos que dedicaríamos su espacio al ex presidente Manuel Hermoso. Se lo ganó a pulso. Lloró más que Bustamante y tuvo un terrible ataque de abracitis poniendo especial cuidado en no rodear con sus brazos una farola. Fue emotivo verle en esas tiernas escenas. Hasta a Saavedra llegó a estrechar con fruición, porque ya se sabe que el tiempo lo cura todo, incluso las traiciones con tintes de hara-kiri en forma de mociones de censura sorpresivas. El colmo del paroxismo lo alcanzó cuando Alfonso Soriano, el primer presidente preautonómico surgido del (¿Pacto?) de Las Cañadas, intentaba agrupar a todos los parlamentarios nacionales que votaron en Madrid el Estatuto de Autonomía. Le costó lo suyo. Cuando agarraba a uno, se le escapaba el otro. Tuvo que rebajar sus pretensiones y poner frente a los flashes sólo a los que fueron de la UCD, pero ni por esas. Cuando ya tenía reunido a un grupo pequeño en el pórtico del Parlamento y había pedido a Paco Concepción que procediera a inmortalizar el momento, surgió una nueva discusión. Alguien apuntó que Esther Tellado había sido diputada por Santa Cruz de Tenerife en las Constituyentes, pero no votó el Estatuto. Tratando de dilucidar la cuestión estaban cuando apareció Hermoso y otra vez con lágrimas en los ojos y con el ímpetu de haberse abrazado con al menos diez personas en sólo un minuto se abalanzó (en el buen sentido, claro) sobre la Tellado. Ese abrazo no acababa nunca. Soriano, viendo que iba a perder otra vez la foto le dijo: “Manolo, ponte aquí con los que hicimos el Estatuto”.

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