El miércoles, fumata

Mientras Pepa se lo piensa y trata de encontrar un buen motivo que la tenga, por ejemplo, ocupada en el Senado, Inés Jiménez, la consejera del Patrimonio insular grancanario (suenen chácaras en este instante) mira alrededor a ver si de algún lado viene una pista clara. No le valen los estímulos que le llegan de determinadas asociaciones ciudadanas porque algunas hasta incurren en la contradicción, como el CIT, empeñado en que se pidan nuevos informes y, a su vez, se agilice el expediente (don Jesús, hombre de Dios, que usted conoce la Administración). El expediente del Pérez Galdós va siguiendo, mientras, su tramitación, lenta, pero la que es. El sábado acabó el plazo para las alegaciones oficiales, y ahora toca informar y firmar. Un marrón para Inés Jiménez, el segundo en una semana tras el derrumbe del CIC: si descataloga el teatro le aplaudirán los que pretenden la reforma más radical; pero también podría haber alguien que le recuerde que algún requisito no se ha cumplido del todo, y la ley es la ley. Por ejemplo, sigue sin llegar el segundo informe favorable de alguna institución que pueda tener carácter consultivo. Vale como bueno el de El Museo Canario, pero no vale el de la Asociación Canaria de Bellas Artes, que dice que sí, pero que no se toque la caja escénica (o sea, el bollo). El de la Universidad, menos todavía, porque opina que sólo es tocable la parte trasera del edificio. Y ningunito más. Pero la consejera es soberana para tomar una decisión política. A ver.