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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Las “obviedades” que obvia Antona

El presidente del Gobierno de Canarias, Fernando Clavijo, y el presidente autonómico del Partido Popular, Asier Antona.

Carlos Sosa

A Asier Antona le venció el vértigo. Alguien de su entorno (presente o pasado) le está urgiendo a que entre en el Gobierno de Canaria de inmediato, y el hombre ha tenido su primer resbalón serio. Se mostró desesperado este miércoles y al día siguiente ya le saltaron al cuello los suyos pidiéndole que no se lanzara tan rápido.

¿Por qué tiene prisa el presidente del Partido Popular de Canarias por llegar a un pacto de gobierno con Coalición Canaria? Ninguna de las excusas (él las llamó “obviedades”) que puso este viernes tiene peso suficiente, lo que dicho en bruto reduce las razones a dos: la primera, repartir cuatro docenas de cargos entre sus acólitos para que saboreen el premio de haberle apoyado como presidente regional de la cosa; la segunda razón es más opaca, más oscura: se lo ha ordenado desde las tinieblas su antecesor en el cargo, necesitado como nunca de que el PP tenga capacidad presupuestaria y de adjudicación, y que el poder le quede cerca para darle vidilla a su empresa de influencias, Sorben Partners, con sede en Tafira Alta, Las Palmas de Gran Canaria.

Vayamos con las infantiles excusas. Dice Asier Antona que el PP necesita urgentemente entrar en el Gobierno de Canarias para manejar desde dentro la lluvia de millones que el espléndido Rajoy, asistido a las bandas por Ana Oramas y Pedro Quevedo (como eficaz goleador), nos va a enviar a través de los presupuestos del Estado 2017. Y la manera de manejarlos -dice- es a través su participación en la elaboración de los presupuestos de la Comunidad Autónoma para 2018. Una tontería si se tiene en cuenta que la minoría de Coalición Canaria (18 diputados de 60) le impediría hacer unas cuentas a espaldas de la Cámara, donde el PP con sus doce parlamentarios es una fuerza indispensable para cualquier acuerdo.

Otra cosa es que el PP pretenda poner en marcha su calculadora de adjudicar obra pública a través de la consejería correspondiente que, en el acuerdo que se barrunta, le puede conceder Coalición Canaria.

Y es aquí cuando nos tropezamos con la segunda de las boberías proferidas este viernes por Antona: es necesario que entre el PP para el buen uso de la gestión de esos recursos porque “está contrastada su responsabilidad allí donde ha podido hacerlo”. Vamos a no enumerar aquí la relación de lugares de toda España, incluidos Telde y los gobiernos de Canarias y de España, donde ha quedado contrastada la capacidad que tiene el PP para gestionar pésimamente (dicho sea con un elegante eufemismo). La última “obviedad” que se nos viene a la cabeza ha sido la avalancha de indemnizaciones que vamos a pagar entre todos en el recibo de la luz por los decretos contra las renovables firmados por el antecesor del señor Antona, de nombre José Manuel y de apellido Soria. El administrador de Sorben Partners, para entendernos.

Otra cosa será que lo que quiere Antona sea probar esa sensación que produce adjudicar, un deseo muy legítimo que en su caso no debería despertar ninguna sospecha -dada su ausencia de antecedentes cochinos- si no fuera por las ondas expansivas que le rodean. Porque metido en la misma mesa de contratación que Coalición Canaria, con ese desaforado presidente del Cabildo de Tenerife envuelto en la misma ansiedad, casi sería más recomendable fiscalizar desde el Parlamento, dicho sea, como siempre, con el máximo respeto.

¿Pactar una reforma electoral con CC? ¿Habla en serio Asier Antona cuando dice que lo mejor es estar dentro del Gobierno de Clavijo para que salga un buen sistema electoral antes de 2019? Parece haber olvidado la historia reciente de la política isleña. Incluso la que se está viviendo ahora mismo en la comisión de estudio para la reforma electoral que sigue viva -de aquella manera- en el Parlamento de Canarias. Durante el tiempo que duró el pacto entre CC y el PSOE, los dirigentes socialistas anularon hasta el límite de la humillación a sus vocales en esa comisión para no importunar a su socio nacionalista, que no solo preside esa mascarada, sino que además, presume donde la da la gana de que aquello es un ridículo paripé.

Cualquier cosa que quiera cambiar el PP en los hábitos de CC las tendrá que acometer desde el Parlamento de Canarias. Una vez dentro caerá presa de los manejos de siempre, no conseguirá su rebaja fiscal, ni sus reformas económicas. Se comerá con papas ser in convidado de piedra y para colmo dará oxígeno a un proyecto moribundo. A su vez, hará un favor inmenso a los partidos de la oposición de izquierdas, que tendrán más claro el panorama y se ahorrarán tener que negociar con los populares según qué cosas.

Debe pensárselo. Aun no está dentro y ya ha sufrido la primera embestida marca de la casa: ¿quieres entrar en el Gobierno, Asier, bonito? Pues mándamelo por escrito a ver, le ha venido a decir más o menos con esas palabras el flamante líder de Coalición Canaria y consejero de Presidencia del Gobierno que el PP quiere compartir, José Miguel Barragán. Con un mensaje añadido lanzado con mucha más sutileza: no te olvides de que nosotros no hablamos con “medianeros”, ese palabro tan en la boca de Fernando Clavijo cuando se refería a los dirigentes socialistas con los que compartía Gobierno en Canarias. Al menos Román Rodríguez tuvo la elegancia de pedirle a Rajoy que en la firma de los acuerdos presupuestarios estuviera su hombre en Canarias.

Muy pronto ha olvidado CC que ya a estas alturas le debe una al PP, concretamente el cierre en falso de la comisión de investigación del caso grúas en el Ayuntamiento de La Laguna, un feo asunto que compromete a varios altos cargos nacionalistas, entre ellos el actual alcalde y su antecesor, casualmente Fernando Clavijo. El senador Alarcó ha hecho un trabajo fino por el que, desde luego, no pasará a la historia de la pureza democrática y el respeto por la verdad, por mucho que se haya puesto escrupuloso con los modales de la oposición lagunera.

Quien tenga memoria podrá acordarse de aquellas gestiones que un día hizo Jerónimo Saavedra para sacar del fango judicial a Manuel Hermoso, salpicado por el escándalo de un exdirector general de Deportes nacionalista, el tal Floreal. Y cómo le pagó Hermoso, su vicepresidente: metiéndole una moción de censura de la que todavía el PSOE no se ha recuperado.

No le queda nada a Asier Antona. Que se lo piense bien, y si decide seguir adelante, que lo disfrute. Puede ser muy divertido.

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