Una de riego y marras

Faltan por ocurrir cosas grandiosas en el Cabildo de Gran Canaria de aquí al final del presente mandato. Lo decimos porque nos tememos que cuando se entra en barrena no hay manera de enderezar la nave. Parece gafada la Corporación porque hasta el proyecto más singular y representativo de la era soriana, la nueva Casa Palacio, se quedará para 2008. Una fatalidad. No les vamos a hablar de las banderas que se caen de modo controlado y decente, pero sí de lo ocurrido en la última Mesa de Contratación, celebrada la pasada semana bajo la presidencia de Miguel Jorge Blanco. La oposición socialista todavía anda estupefacta, especialmente después de comprobar con sus propios ojos que lo que allí había ocurrido tenía traslación a los estudios de campo. Se trataba de adjudicar tres trabajos de riego y marras en otros tantos sitios del campo grancanario por el muy frecuente método del procedimiento negociado y sin publicidad. A dedo y con cuidado. Pero vean lo que pasó.