Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

¿Dónde vas, Sanjuán?

Como era de esperar, ya ha saltado al terrero la pléyade de empresarios grancanarios que se abren el pecho en canal cuando “se pierde una inversión” en la isla. Y cuando “se pierde una inversión”, ya saben, no hay matices. Así, el mismo presidente del Cabildo al que pasearon por periódicos y bulevares bajo palio por tratar de aligerar la burocracia y traerse inversores para parques temáticos o suelos rurales por desarrollar, lo crucifican ahora por haber decidido preservar para la posteridad nada menos que el emblema del oasis de Maspalomas. “Es que se pierde una inversión y se genera inseguridad jurídica”, alegan ex cathedra, como si esa misma plantilla sirviera para cualquier proyecto, sea bueno, malo o mediopensionista para la economía de Canarias. No toda inversión ha de ser necesariamente buena para Canarias y su economía, y perdón por la perogrullada, pero a veces hay que recordarlo, no vaya a ser. “Cualquier actividad industrial hay que apoyarla por principio”, dijeron hace unas semanas en un almuerzo con periodistas los dirigentes de la Asociación Industrial de Canarias, Asinca. Se referían al petróleo y no a las industrias que ellos representan y que en estos momentos se dedican a vivir directamente del sector turístico, bastante compatible con las prospecciones, como todo el mundo sabe. Pero al bollo: varios empresarios han puesto el grito en el cielo estos días por la decisión del Cabildo de proteger el oasis de Maspalomas y todo su entorno, y de paso suspenderle las licencias a RIU. Uno de ellos ha sido Juan Miguel Sanjuán, presidente de Satocán, que no ha contado, por ejemplo, que es socio del parquin Maspalomas, que como consecuencia de esta decisión verá frustrado su proyecto de incrementar en dos plantas esas instalaciones con el objetivo de implantar allí un centro comercial que no estaba previsto en la concesión administrativa cuyo concurso ganó su empresa. Si tuviéramos que aplicar la misma seguridad jurídica que él exige para los demás, deberíamos pedir al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana que antes de cambiar los usos de ese parquin de Satocan, vuelva a sacarlo a concurso. Porque algunos empresarios que no se presentaron a explotar ese negocio, a lo mejor ahora estarían dispuestos a intentarlo con ese añadido conseguido por Satocan gracias a su particular interpretación de la seguridad jurídica. Por no hablar de otras seguridades jurídicas que el señor Sanjuán conoce a la perfección en el alquiler de la sede de Emalsa en el centro comercial Las Ramblas. Ay, ese fonil.

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