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Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

“Tras salir del coma Ayoze quedó como si fuera un niño”

Antonio Aridane L.R., Zapata Chico, en el juicio por la agresión a Ayoze G.S.

Iago Otero Paz

Las Palmas de Gran Canaria —

El padre de Ayoze G.S., la víctima de la agresión realizada por Antonio Aridane L.R., Zapata Chico, la madrugada del 7 de diciembre de 2014, ha explicado en el juicio celebrado este miércoles en la Audiencia Provincial de Las Palmas que su hijo quedó, tras salir del coma, “como si fuera un niño” y que en la actualidad necesita del auxilio de una tercera persona para poder valerse.

Mientras, la madre ha comentado que Ayoze camina con ayuda arrastrando las piernas y que después de la agresión, tras salir del coma, quedó en estado vegetativo y no podía hablar. Un habla que en la actualidad, casi un año y medio después, todavía no ha recuperado. Además ha indicado que retienen información “muy básica, como un niño pequeño”. Uno de los amigos llegó a decir que no cree que el joven pueda continuar con sus estudios de Ingeniería Informática, carrera que la víctima cursaba en su tercer año.

Después de la fatal agresión Ayoze quedó en coma, debatiéndose entre la vida y muerte, y fue ingresado en el servicio de Neurocirugía con diagnóstico de estado vegetativo, siendo trasladado al Centro para lesiones cerebrales del Hospital Insular, y posteriormente dado de alto. En la actualidad, más de un año después de esa noche, la víctima necesita la ayuda constante de una tercera persona. Además, entre las secuelas de la agresión sufre debilidad en las extremidades, amnesia de fijación, trastorno grave de las funciones cerebrales superiores, trastorno grave de la personalidad, pérdida del lenguaje y un perjuicio estético importante.

El procesado ha reconocido en todo momento ser el autor de la agresión y narró que golpeó a la víctima porque pensó que estaba discutiendo con un amigo que tienen en común, por lo que intercedió “para arreglarlo”. Así, explicó que se echó a correr desde la otra acera y le dio un puñetazo en la cara y que salió del lugar en dirección al Parque Santa Catalina porque los amigos de Ayoze comenzaron a perseguirle.

Antonio Aridane también ha admitido que esa noche estaba bajo los efectos del alcohol y del hachís y el trankimazin y que antes de pegar al estudiante había sido agredido en la discoteca 3x1. De hecho, confundió a Ayoze con una de las personas con las que se había enzarzado en la citada discoteca. Según su declaración, cuando sale de fiesta no busca pelea, aunque recalcó que “si tú me buscas a mí, lo normal es que me defienda” y respondió a la pregunta de si alguna vez se había visto implicado en alguna reyerta que “como todo el mundo en la vida he tenido peleas”. Asimismo, expresó que “en ningún momento” fue el homicida de un anciano cinco semanas antes en el Polígono de Cruz de Piedra por el que ha sido condenado a más de siete años de prisión.

Así, después de haberse visto en una trifulca en la discoteca por la que fue identificado por la Policía, se dirigió hacia el Parque Santa Catalina y desmintió a preguntas de la acusación que siguiera buscando rifirrafes, aunque sí salió “eufórico” del local. Zapata Chico también indicó que no recordaba haber dicho, como se recogía en el escrito de la Fiscalía y como así narraron algunos testigos, “toma KO” tras dejar inconsciente a Ayoze. Incluso uno de los declarantes indicó que el tono utilizado por el agresor para decir esta expresión fue “mofándose”.

Hasta en tres ocasiones en el juicio Antonio Aridane mostró su arrepentimiento alegando que “en ningún momento tenía intención de hacerle el daño” que le había ocasionado y apuntó que estaba “muy arrepentido” de lo que había hecho. “En el momento no sabía la gravitud (sic) del problema hasta que me enteré”, manifestó. A la finalización de la vista volvió a exponer que estaba “muy arrepentido” y pidió perdón “a la familia y a la víctima”.

“No soy tonto, no quiero que me pille la Policía”

Según dos de los testigos que declararon en el juicio, amigos de la víctima, cuando localizan a Antonio Aridane en el parque Santa Catalina, rodeado de un grupo de unas diez personas, le preguntan por qué ha hecho esto. Desafiante, este les enseña el DNI y les dice que vivía en Cruz de Piedra y que era familia de Los Zapata. Los amigos de la víctima le solicitaron que les acompañara hasta donde había sido la agresión y Zapata Chico les dijo que “no soy tonto, no quiero que me pille la Policía”, negándose y yéndose a su casa a dormir. A la mañana siguiente, fue detenido y desde entonces está en prisión.

Como consecuencia del golpe Ayoze quedó inconsciente inmediatamente, aunque uno de los testigos, el que conocía tanto al agresor como a la víctima, aseguró que el joven intentó levantarse, hecho desmentido por los demás declarantes (tanto policías como amigos del estudiante) quienes aseguraron que la víctima quedó inconsciente desde el primer momento.

La defensa del procesado basó su discurso en todo momento en que el golpe no fue el que ocasionó las heridas, sino la caída a consecuencia del golpe. Así, utilizó el alegato de un perito médico que explicó en la sala que el golpe fue recibido en el lado izquierdo, como algunos testigos señalaron, y que las heridas provocadas en el lado derecho (las que le causaron las lesiones) fueron consecuencia del impacto contra el suelo. Además, este doctor sostuvo que si el puñetazo hubiera provocado la fractura de los huesos de la cara, los huesos de la mano del agresor tendrían que haberse partido. Esta afirmación fue desmentida por los forenses de la investigación poniendo de ejemplo los karatecas que son capaces de partir varios ladrillos de un golpe sin fracturarse ninguna parte de la mano.

Además, la defensa y el perito llamado por esta insistió en que como consecuencia de que Ayoze había ingerido alcohol este no pudo reaccionar al fuerte golpe propinado por Antonio Aridane L.R., intentando atenuar la culpa del joven vecino de Cruz de Piedra. De hecho sostiene que el origen de la caída pudo ser causado por el nivel de alcoholemia y no por el puñetazo, e incluso que algunas de las secuelas fueron culpa de los efectos del etanol.

La Fiscalía y la acusación piden 12 años de cárcel

Antonio Aridane se expone a 12 años de prisión por un delito de lesiones agravadas y la inhabilitación del derecho de sufragio pasivo durante el tiempo de la condena. Además, el Ministerio Fiscal pide que el procesado indemnice a Ayoze G.S. con 17.025 euros por los días que estuvo hospitalizado y por las lesiones causadas y con más de un millón de euros por las secuelas ocasionadas. El Ministerio Fiscal enfatiza que los 12 años de cárcel tienen un valor corrector para la sociedad para que esta sepa que las agresiones no salen gratis.

Entiende la Fiscalía que “no hay que perder de vista el perfil agresivo y su clara intención” y que salió corriendo hacia Santa Catalina, una reacción “propia de alguien que sabe lo que ha hecho”. Aparte, interpreta que al decir “toma KO” es porque se ha percatado de que ha dejado inconsciente a la víctima y lo que está haciendo es “celebrar” su acción, lo cual es “incompatible con la imprudencia”. Mientras, recalca que las lesiones son consecuencia del puñetazo y no de la caída y que culpar al alcohol “resulta difícil de creer”. De hecho, el Ministerio Público entiende que el alcohol en la víctima es un mayor grado de vulnerabilidad.

Por su parte, la acusación particular también pide la máxima pena al igual que el Ministerio Fiscal porque las secuelas de las lesiones sufridas las arrastrará toda la vida, por la cobardía de la acción y porque entiende que lo normal para Antonio Aridane era “salir, emborracharse, drogarse y pelear”.

Por último la defensa no discute ni la agresión ni sus consecuencias, pero argumenta que el puñetazo no es el origen de las lesiones, sino la caída y que la Fiscalía pretende hacer creer que el alcohol no influyó. Apunta que la acción es imprudente y que Ayoze tuvo “la mala fortuna de caer”, por lo que rechaza la acusación de delito de lesiones agravadas y pide que sea declarado culpable por un delito de lesiones por imprudencia grave. “Reconocemos la alevosía, pero esta debe ser compensada con la embriaguez”, por lo que solicitan tres años de prisión.

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