La ambición se vistió de blanquiazul

Los jugadores del CD Tenerife celebran el gol de Jorge Saenz frente al Getafe en el Heliodoro Rodríguez López.

Canarias Ahora Deportes

Santa Cruz de Tenerife —

El Tenerife ha dado un paso al frente tras vencer por 1 a 0 al Getafe. La ilusión por alcanzar el sueño de subir a Primera se vistió de blanquiazul ante un conjunto desdibujado y engullido por un equipo superior y arropado por 21.450 almas que empequeñecieron a los visitantes.

El encuentro se desarrolló con el guión clásico de las eliminatorias de Playoff de ascenso a Primera División, donde la mente juega un papel más importante que las piernas y el miedo a perder se hace más grande que el deseo de ganar.

Nada más comenzar, la primera acción encendió al público. Germán Sánchez ponía un balón largo al área del Getafe ante la carrera de Amath, quien caía cae ante Cala, que le agarraba del hombro, pero el árbitro no lo consideró penalti.

El público, ya de por sí con los nervios a flor de piel, tuvo la excusa perfecta para calentar el encuentro en unos primeros minutos de dominio blanquiazul, imponiendo su ritmo y ganando todos los balones divididos.

El Getafe jugaba a merced de los locales, que, con una alta presión en todo el campo, apoyando su juego ofensiva en la clase de Gaku Shibasaki, incomodaban y agrietaban a los madrileños, quienes daban la sensación de estar lentos y sin ideas. Y la merecida recompensa no tardó en llegar.

En el minuto 21, el jugador nipón puso el balón desde el corner al centro del área y ahí apareció Jorge Sáenz, elevándose sobre todos para cabecear con fuerza al fondo de la portería de Guaita. El éxtasis se apoderaba de las gradas, que gritaban la unísono el famoso “sí se puede”.

El Tenerife se permitió retrasar más las líneas para evitar peligros a la contra, pero siguió dominando a pesar de tener menos la posesión. Mucho más verticales, los de Martí buscaban enfilados la portería contraria. Y, cuando jugaban sin balón, el compromiso de todos -- todos -- los futbolistas blanquiazules cerrando espacios, haciendo coberturas o encimando al contrario para propiciar su error contribuía a no pasar apuros.

En la segunda mitad, el cansancio hizo mella ante el titánico esfuerzo y el Getafe fue adueñándose de la bola, haciendo correr a los locales de un lado a otro y, sobre todo, consiguiendo cambiar el guión del partido.

Los locales cambiaron de estrategia y, en lugar de la presión alta para robar en campo contrario, esperaron atrás para lanzarse a la contra por las bandas. En el 58' Suso cogió uno de esos balones y puso el centro a Lozano, que no pudo rematar. El rechace lo recogió Gaku Shibasaki que, de primeras, mandó el balón muy cerca del poste izquierda de Guaita.

Estas oleadas se repetían de forma periódica sin éxito y, en oposición, el Getafe se dedicó a intercambiar pases intrascendentes. La sensación era que los visitantes se contentaban con perder por la mínima y jugársela en casa, mientras el Tenerife trataba de aprovechar sus oportunidades para sumar sin arriesgar demasiado.

De esta manera concluyó un primer partido en el que el cuadro tinerfeño adquiere una mínima ventaja que, si bien, no es nada definitiva, sí que propiciará un encuentro mucho más abierto al obligar al cuadro madrileño a marcar al menos un gol.

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