Una pésima Unión Deportiva se olvida de jugar al fútbol en Ipurúa

El delantero croata del UD Las Palmas Marko Livaja tras el segundo gol conseguido por el Eibar, en el estadio de Ipurua. EFE/Javier Etxezarreta

Canarias Ahora Deportes

Las Palmas de Gran Canaria —

Tras la derrota y la mala imagen ofrecida en Vigo hace tres días, el fútbol ofrecía una nueva oportunidad a Las Palmas de resarcirse y cerrar la herida. Setién hacía siete cambios en el once, pero lo que ocurrió en Ipurúa no hizo sino ahondar en ella.

En un reflejo del partido de Balaídos, la UD, como acostumbra cuando juega fuera de casa, mostró impotencia y ninguna propuesta de juego, muy lejos de ese fútbol de toque que ha maravillado en otros partidos en los que, aunque se perdiesen, la sensaciones eran positivas, como el preparador cántabro ha dicho en más de una ocasión.

Esta vez no fue el caso. El primer gol del Eibar llegó en el 13' tras un error en la zaga de David Simón y Mauricio Lemos, que Bebé, tras cazar un pase en largo, supo aprovechar, sin que los armeros a penas hubieran hecho méritos para ir por delante en el marcador.

Lejos de reaccionar, los isleños no ofrecían absolutamente nada ante un Eibar que con el gol a favor jugaba a placer, haciendo lo que quería ante la pasividad de un equipo que parecía haberse olvidado de jugar al fútbol.

Los visitantes trataban de sacar el balón jugado, pero un error grave lo aprovechaba Bebé para ponerle un balón a Kike García, que remataba de forma acrobática en el área, sin oposición, para poner el 2 a 0 en el 23’.

Un atisbo de reacción amarilla se produjo a la media hora de partido, con dos balones en largo a Livaja que le dejaban solo ante Yoel, pero el árbitro anulaba las pocas posibilidades de la UD de hacer algo.

El Eibar se sentía muy cómodo, con el partido totalmente bajo control y solo en los primeros instantes de la segunda parte los de Mendilibar se pusieron nerviosos, tras una ocasión inmejorable de los visitantes. Primero Livaja desde dentro del área, y luego Roque Mesa, que disparaba a la posición del portero a pesar de tener bastante espacio, tuvieron en sus botas en 2 a 1.

Poco después Momo evitaba bajo palos un remate de cabeza de Lejeune, quien ya había superado a Lizoain. El encuentro, más abierto, se equilibraba en el juego. Sin hacer el fútbol de toque que acostumbra en el Gran Canaria, Las Palmas, que fuera de casa no compite, tiraba de arreones.

Un golazo de falta de Lemos daba un atisbo de esperanza en el 61’, pero cinco minutos después Simón cometía un claro penalti sobre Kike García. Adrián no perdonaba y el Eibar volvía a ponerse dos por encima de Las Palmas, matando prácticamente a un equipo que ofreció muy poco para sacar algo positivo de Ipurúa.

Ningún jugador alineado por Setién, ni los cambios (Boateng, Jesé y Hernán), salieron de la dinámica de desidia, carencia de actitud y, sobre todo, falta de juego, que ofreció el equipo en Ipurúa.

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