Moción de censura a derecha e izquierda

Una moción de censura al PP me parece lo mínimo para una organización que tiene decenas de imputados y está imputada ella misma como partido. La dimisión, incluso la disolución o la ilegalización, serían consecuencias lógicas para los populares si fuéramos una democracia más avanzada, con una opinión pública y publicada menos cautiva. No sólo por la operación Lezo, el enésimo caso aislado y la mano negra con la que manipulan la Justicia. Ya antes me parecía un suicidio dejar el gobierno de nuevo en manos de quienes han destrozado las instituciones con su corrupción, el Estado del Bienestar con sus robos, liberalizaciones y despilfarros y el Estado de Derecho con represión y extorsiones.

El PP ha llevado la degeneración hasta los límites irrespirables que alcanzó al final del felipismo y del pujolismo. Las consecuencias de dejar que algo se pudra demasiado tiempo son devastadoras, a veces irreversibles. A los ejemplos me remito. Lo de Felipe no se paró a tiempo y terminó con el regreso al poder de los herederos del franquismo. Lo de Pujol ha terminado con sus herederos abanderando el separatismo en su huida hacia delante. Lo de Rajoy ha instalado la desigualdad, la precariedad, el paro, la pobreza, la corrupción, la impunidad, la total desconfianza en la política, la decadencia moral y un preocupante conformismo según el cual aceptamos que todo vale porque nada cambia ni se puede cambiar.

Ante la gravedad de la situación, me resultan banales todas las excusas para rechazar la moción de censura que propone Podemos. Incluso aunque creo que los de Pablo Iglesias, una vez más, han hecho el camino a la inversa: primero anunciar y luego pedir apoyos. Podrían haberles cerrado la salida a Rivera y a los socialistas preguntándoles primero y aireando después su maniobra de escapismo. Pero no es un “circo” ni un “numerito”, como lo han llamado PSOE y Ciudadanos, el circo es condenarnos a estos siniestros payasos. Las formas discutibles de Podemos, no afectan al fondo indiscutible. El PP es un cáncer con metástasis. Parapetarse en un defecto formal para no perseguir a los corruptos y fiarlo todo a otra inocua comisión de investigación, eso sí que es un numerito de malabarismo en el que a Ciudadanos y PSOE se les han caído las pelotas al suelo. Para circos su discurso de la regeneración.  De Rivera se espera que sea el bastón de sus mayores, como está siendo, pero los socialistas podrían sentarse, al menos, para limpiarse siquiera la sangre de la matanza de Ferraz. Es paradójico que ahora reivindiquen el gobierno de Pedro Sánchez al que apuñalaron cuando quiso gobernar con Podemos. Y es tramposo porque Ciudadanos también vetaba ese tripartito.

Pero esta moción que presento es también para los de Pablo Iglesias por la inequívoca sensación de que buscan más el desencuentro con el PSOE que el acuerdo, más su debilidad que unir fuerzas contra el gobierno, más ganar la izquierda que ganarle a la derecha. Es evidente que los socialistas, en manos del ala sistémica, tienen más obsesión de acabar con Podemos que con el PP. A veces se diría incluso que están empeñados en salvar a los populares para salvarse dentro del bipartidismo. Pero en España y Europa, no hay otra manera de acabar con la conservadores, neoliberales y ultras, que con un gran pacto de las izquierdas, del extremo a la socialdemocracia. Antes de luchar por ganarse, tendrán que derrotar al verdadero enemigo. Antes de pelearse entre sí, tendrán que pelear por nosotros.

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